Candidatura de regalo

2015-05-31 01:35:59

¿Quién gana con la intempestiva candidatura de Lagrimita? Solamente el payaso, sin duda alguna, que con un poco de suerte y algunos votos podría colarse como regidor de Guadalajara, una aspiración que hasta hace algunas horas estaba completamente descartada para todos. Lagrimita, Costel, el gremio de los payasos y la gente que iba a sus programas son los únicos que se congratulan de la decisión que se tomó de última hora para que el señor sí vaya como candidato a la alcaldía tapatía, después de todo.

¿Quién pierde? Los ciudadanos. En primer lugar porque somos nosotros los que vamos a pagar los tres millones de pesos que nos va a costar tirar a la basura las boletas electorales ya impresas que no incluyen el nombre de Lagrimita, para editar otro paquete de nada más y nada menos que de dos millones y medio de papeletas electorales, ahora con la imagen y nombre del payaso para que pueda ser votado. Primera pérdida. 

La segunda tiene que ver con un asunto de legitimidad. ¿Llega Lagrimita en igualdad de condiciones que el resto de los candidatos? Es evidente que no, a él prácticamente se le regaló la candidatura por parte del Tribunal Electoral del orden federal, como un castigo para el Instituto Electoral y de Participación Ciudadana (IEPC) por privar a Lagrimita de su derecho a defenderse tras negarle, en un inicio, su registro como aspirante.

Cuando el IEPC cotejó en abril las 27 mil firmas que entregó el entonces precandidato Lagrimita, encontró nombres de personas que no correspondían al municipio por el que contiende, otras tantas duplicadas, otras dadas de baja y demás inconsistencias, por lo que cinco mil fueron dadas de baja y por ende, no alcanzó las 23 mil necesarias para conseguir el registro.

Lejos de que las irregularidades hayan terminado con sus aspiraciones políticas, el Tribunal federal optó por premiarlo con una candidatura directa, porque ya no había tiempo para enmendar el tema de las firmas que hacían falta, revisar si era cierto que estaban mal, etcétera.

¿Quién más perdió aquí? Las autoridades electorales. Por si necesitaban algo más de descrédito, este capítulo les da una estocada más a sí mismos, un acto que va directo a la credibilidad de quienes se encargan de administrar la justicia electoral. Los comentarios que he escuchado de la gente ajena a los medios, ciudadanos de a pie, es que la decisión de meter al juego a estas alturas a Lagrimita es absurda y no encuentran justificación para esa medida.

Lo único que ha generado es más suspicacia y desconfianza hacia el proceso electoral, a los candidatos y las autoridades. Personas que han comentado el tema aluden a papá Leonel, a Alfaro, a Villanueva, piensan lo peor de todos por esta nueva jugada. "Ahora sí, esto es un circo", "un payaso más a la boleta", "¿así quieren que votemos?", son algunas de las expresiones que le he escuchado a tapatíos que comentan sobre el tema.

La última fue la que me pareció más grave. De por sí ya hay un desgano, decepción, falta de ganas de salir a votar el próximo domingo pero no por apatía, sino por la falta de credibilidad en el proceso pues, medidas como la de ayer, refuerzan la percepción generalizada de que en las instituciones de este país todo puede pasar.

 

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