Hacen visible la pederastia en obra

2017-02-26 22:27:01

Recursos. El montaje se basa en un encuentro del pasado entre ambos personajes que deja en claro el abuso infantil hacia uno de ellos. (Foto: Grisel Pajarito)

En La carta, obra dirigida por Ana Luz Navarro, un hombre joven le grita a uno más viejo que viste sotana, que si no leyó su carta, que han pasado muchos años y que, aunque la vida ha cambiado, él no puede olvidar. Víctor, interpretado por el actor tapatío Héctor Torres, abandonó el seminario en su juventud por una relación confusa y abusiva con un seminarista de mayor edad que él. Ahora, después de muchos años, se reencuentran.

Los dos personajes se encuentran en una sacristía y hablan de los hechos, ocurridos muchos años antes en etapas tempranas de las vidas de ambos. Se gritan, uno intenta obtener una disculpa, o una explicación y el otro, sin negar su culpa, espera sólo que nada de este encuentro salga de las paredes de la misma iglesia donde todos los días él confiesa a otros pecadores.

Francisco Javier Castellanos interpreta al sacerdote. El padre Javier. Él fue quien desde el principio se interesó por la obra, cuando la vio por primera vez hace años en la Ciudad de México le nació la inquietud de hacer una adaptación. La obra habla de la pederastia en la Iglesia católica de una manera tan directa que la obra no es apta para niños.

“Cuando yo vi la obra me impactó de tal manera que no pude olvidar lo que me trataba de decir”, dijo en entrevista, “pero cuando nuestra directora la adaptó vi un tono muy distinto, aunque no menos fuerte. No soy religioso y me parece complicado ponerme una sotana, porque tratas de entender el papel, lo que es complicado por el tema: escabroso y acallado, a veces pensamos que nos van a apedrear, pero ahí está el tema, y lo vamos a poner en la mesa”.

Representar los papeles, el de la víctima y el del victimario que ha regresado, ha sido uno de los más complicados procesos en la obra. “Para representarlo”, dijo Héctor Torres, “debemos tener una idea muy clara, eso ya en sí es complejo. Es una obra muy fuerte en la que tenemos tener mucha información previa para comenzar a actuar. A mí, dentro de la historia, me tocó la parte más sencilla. Creo que meterse en el papel de un sacerdote es más complicado. Mi personaje está siempre a la vista, y es la parte que todo el mundo conoce, la que más se ha escuchado. Lo curioso es que mi papel no es tanto de víctima, porque el objetivo de Víctor en la obra sólo es de reconfortar su alma. Él sabe lo que es y lo definió en su etapa en el seminario, se encontró a sí mismo en el camino, pero de todas maneras se siente culpable”.

No ha sido fácil encontrar espacios para estrenar esta obra que dirige Ana Luz Navarro.

“Es un choque de emociones y habrá quienes no puedan aceptar este tipo de personajes que están viviendo esta historia de maneras muy diversas”, dijo Torres, “pero queremos que se vea, porque ahí están las heridas y las evidencias que se nos olvidan, las minimizamos, pero al paso de los años te marcan siempre”.

Ana Luz Navarro, directora de la compañía Teatralerías, sí es católica y dice que aunque el tema es difícil, sigue siendo un tema humano. “No queremos justificar, bajo ninguna circunstancia, las acciones de ninguno de los dos personajes, pero en la obra ambos están tomando su parte de la responsabilidad en la sucesión de los años. Si la pederastia no es permitida en ninguna circunstancia lo es menos en la Iglesia, eso dice la obra, ahí vas a desnudar tu alma. Te vuelves vulnerable”, dijo.

El Centro Cultural Evolución inaugurará su escenario con la temporada de esta obra. El estreno se realizará el 17 de marzo, y tendrá una corta temporada. Los boletos ya están a la venta, hasta el día 10 de marzo habrá una preventa para la entrada general, que será de 100 pesos.

 

DN/I

 
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