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(Foto: AP)
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Nadie puede saber ni describir cuál es el verdadero rostro de la Selección Mexicana. No se tiene la certeza si es la versión brillante exhibida por momentos ante Portugal, el campeón de Europa. O si es el equipo deforme que mostró carencias en 45 minutos y que pese a todo, venció 2-1 a Nueva Zelanda.
Y es difícil ofrecer una respuesta cuando no hay un once definido por el técnico del propio técnico Juan Carlos Osorio, quien insiste en realizar rotaciones lo cual cada vez deja en evidencia que ni los mismos jugadores se convencen de la idea del colombiano.
Lo que suponía ser un encuentro más accesible de lo que fue frente a Portugal, se convirtió en una batalla más compleja contra un rival que en su estreno en Copa Confederaciones ante Rusia no ofreció una gran exhibición, con México lució mucho mejor.
Con un cuadro distinto al del domingo, el Tricolor se notó desconocido, descoordinado, impreciso, temeroso, nervioso. Hasta Alfredo Talavera, que con que el transcurso del juego se convirtió en el héroe también había iniciado errático; pero los que no compusieron del todo fueron sus compañeros.
Nueva Zelanda, un equipo poco vistoso, sin variantes y que apela más a su capacidad física y a la altura de sus jugadores, se notó superior por acentuar su juego en dichos rasgos.
México difícilmente concretaba jugadas de más de tres toques, y así no lograba avanzar en el campo.
La crisis aumentó cuando Carlos Salcedo salió por una lesión en el hombro izquierdo y en esa pausa perdió mucho más ritmo en tanto el equipo de Oceanía encontró el espacio debido al error en la defensa. Araujo intentó despejar y le salió un pase a Thomas, quien tocó de pared a Wood, y al estar solo ante Talavera lo venció al 41´para el 1-0.
Posiblemente Osorio habrá dado una sacudida en el vestidor para generar una reacción y manifestar una reacción agresiva en el segundo tiempo.
Con otra actitud en complicidad con la postura defensiva que invitaba a México a irse arriba, el cambio se notó, y no solo en el comportamiento sino en la manera de hilvanar las jugadas al frente.
Al 54´, Aquino desbordó, centró, Fabián prolongó a su izquierda para que Jiménez impactara con potencia para mandar a las redes y escribir el 1-1.
México siguió sufriendo, pero Nueva Zelanda tampoco se ayudó, y al 72´, de nuevo otro servicio de Aquino lo agradeció Peralta, quien empujó al fondo para la victoria, que permite al Tri llegar con más calma al partido decisivo ante el anfitrión Rusia.
La recta final del juego se ensució por el retraso insólito por revisar lentamente un conato de bronca en el que no se ponían de acuerdo quiénes debían ser amonestados.
GT
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