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Mal ejemplo. El r�o Verde corre el riesgo de terminar como el Santiago, asegura especialista. (Foto: Humberto Mu�iz)
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Debido a que de los siete acuíferos que se ubican en Jalisco seis están sobreexplotados y el lago de Chapala, que es la principal fuente de abasto para Guadalajara, sufre descensos de consideración por el cambio climático, la opción que debería asumirse para hacer frente a la escasez del recurso no es construir nuevas presas, sino realizar una política orientada a la reducción, reutilización y saneamiento real del agua consumida.
Así lo declaró la investigadora de la Universidad de Guadalajara Valentina Davydova Belitskaya, quien durante una ponencia en la Benemérita Sociedad de Geografía e Historia planteó que en México se ha tolerado el desperdicio y el consumo a gran escala, mientras que, por otro lado, el tratamiento de aguas residuales todavía es deficitario con respecto a la que se contamina.
“A finales de 2016, la Comisión Estatal del Agua (CEA), en conjunto con el Siapa, declararon que el abasto de agua para la Zona Metropolitana de Guadalajara está garantizado para los próximos 20 años gracias a los acuerdos alcanzados para aprovechar agua del río Verde. Sin embargo, con todo mi respeto, esta declaración lo único que me hace es pensar que le vamos a dar en la torre también al río Verde al igual que al Santiago y al Lerma”.
Agregó: “Lo que se debe de hacer es asegurar 100 por ciento de aguas residuales tratadas, menor uso de agua por persona a través de diferentes programas; en España, por ejemplo, de 9 litros de consumo por persona quieren llegar a 4 litros por persona, sí es posible, toda el agua se utiliza en la misma casa, son programas oficiales que le enseñan al pueblo cómo usar el agua”.
Además, lamentó que el agua siga siendo objeto de manipulación política, ya que por un lado la Comisión Nacional del Agua (Conagua) ofrece ciertos datos respecto a la disponibilidad de líquido en cada acuífero, pero la CEA ofrece otros que año con año varían de manera alarmante sin que se explique cómo fue que redujo el déficit de cada uno, por lo que señala que es imposible realizar investigaciones bajo esas condiciones.
“Esta discrepancia de datos es de orden político, manejo de los números de acuerdo a un partido, a mí como investigadora me entristece porque el agua no tiene pertenencia a los partidos, por lo tanto me acostumbré a trabajar de manera transparente. Sin embargo, cuando las bases de datos ya son subjetivas, el resultado 100 por ciento es erróneo, es lo peligroso de la discrepancia de datos”.
En ese contexto, llamó a la población a hacerse responsable de su consumo de agua, es decir, a reducirlo de todas las formas posibles y a reutilizarla, ya que señaló que hasta 2014, las plantas de tratamiento de Agua Prieta y El Ahogado no estaban trabajando a 100 por ciento de su capacidad y, por ende, parte de las aguas negras urbanas terminaban incorporándose sucias al río Santiago.
“Lo que se debe de hacer es asegurar 100 por ciento de aguas residuales tratadas, menor uso de agua por persona a través de diferentes programas”
Valentina Davydova, académica de la UdeG
JJ/I
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