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(Foto: AP)
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Televisa, Globo TV y una tercera empresa pagaron 15 millones de dólares en sobornos a Julio Grondona a cambio de su ayuda para conseguir los derechos de transmisión de los mundiales de 2026 y 2030, declaró el miércoles el principal testigo de la fiscalía en un juicio en Estados Unidos sobre corrupción en el fútbol.
Alejandro Burzaco, ex director ejecutivo de la empresa argentina Torneos y Competencias, testificó que el soborno fue pactado en 2013 durante una reunión de la FIFA en Zúrich. Además de los gigantes de la televisión de México y Brasil, la tercera compañía involucrada era Datisa, una sociedad en la que participaba Burzaco a través de Torneos y Competencias, junto con las empresas Traffic y Full Play.
“¿Obtuvieron esos derechos?”, preguntó el fiscal estadounidense Sam Nitze durante el juicio en el tribunal federal en Brooklyn. “Sí señor”, respondió Burzaco.
Burzaco dijo que el dinero acabó en una cuenta de un banco suizo.
En 2013, Grondona era vicepresidente de la FIFA y estaba a cargo del comité de finanzas el organismo rector del fútbol mundial. El influyente dirigente y hombre de confianza del entonces presidente de la FIFA Joseph Blatter falleció en 2014, después de dirigir la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) durante más de tres décadas.
Burzaco es el testigo estrella de la fiscalía en el juicio contra tres ex dirigentes del fútbol sudamericano por recibir sobornos y otros delitos, como parte de una abarcadora pesquisa del Departamento de Justicia estadounidense que involucra a decenas de funcionarios del fútbol y empresarios.
En su testimonio del martes, Burzaco señaló que Grondona también recibió un millón de dólares, y pidió hasta 80 millones, a cambio de su respaldo para que Catar recibiera la sede de la Copa del Mundo de 2022.
Burzaco declaró que Grondona dijo en varias conversaciones que le debían millones de dólares por su voto en 2010 como miembro del comité ejecutivo de la FIFA, que ayudó a Catar a conseguir la sede del torneo. La declaración en un tribunal federal en Brooklyn parece confirmar las sospechas de que esa votación fue comprada, y de que la influencia de Grondona, una poderosa figura en el mundo del fútbol hasta su muerte, estaba a la venta.
Burzaco también pareció confirmar las acusaciones de que las reglas de candidaturas mundialistas de la FIFA fueron violadas con una confabulación entre la candidatura de Catar para 2022 y una de España-Portugal para 2018. Rusia finalmente obtuvo la sede del próximo año.
Los tres votantes sudamericanos en ese comité ejecutivo de la FIFA, incluyendo a Grondona, fueron involucrados en el acuerdo cuando dirigentes españoles les dijeron que “habían realizado un pacto con las autoridades de Catar por los votos”, declaró Burzaco.
Después del triunfo de Catar, que superó a Estados Unidos en la última ronda de votación, surgieron acusaciones de que Catar pagó decenas de millones de dólares a la AFA.
Burzaco describió un careo tras bastidores entre Grondona y dirigentes cataríes en una reunión de la FIFA en Río de Janeiro en 2011. En julio de ese año, Río fue sede del sorteo de las eliminatorias del Mundial de 2014 realizado en Brasil.
Grondona estaba molesto por reportes que lo acusaban de corrupción, testificó Burzaco, y encaró a dirigentes cataríes en el lujoso Hotel Copacabana Palace.
El argentino “empezó a insultarlos y a quejarse”, declaró Burzaco. “Y, básicamente, Grondona les dijo, ‘o me pagan 80 millones (de dólares), o me entregan una carta escrita o de las autoridades principales diciendo que nunca me pagaron sobornos”.
Luego, Grondona estaba “muy molesto y ansioso”, dijo Burzaco, y se quejaba de que se había metido “en todo este lío y escándalo por apenas” 1,5 millones de dólares, mientras que otros dirigentes lo habían engañado y recibieron 75 millones. Esos dos otros dirigentes eran el miembro del comité ejecutivo de la FIFA y líder del fútbol brasileño, Ricardo Teixeira, y Sandro Rosell, un ex ejecutivo de Nike y entonces presidente del club Barcelona, declaró.
Burzaco dijo en el tribunal que no puede verificar la veracidad de las acusaciones sobre Catar, que fueron detalladas para explicar por qué Grondona le dijo a principios de 2011 que Teixeira le debía un millón de dólares. El dirigente brasileño está acusado de corrupción por las autoridades de Estados Unidos, aunque no puede ser extraditado de Brasil.
Burzaco se declaró culpable de crimen organizado y otros delitos, y como parte de su acuerdo con la fiscalía testifica en el juicio contra el ex presidente de la Conmebol, Juan Angel Napout; el ex presidente de la federación brasileña, José María Marin; y el ex presidente de la federación peruana, Manuel Burga.
EH
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