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(Foto: Especial)
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Un equipo internacional de investigadores ha concluido que el tamaño de la nariz de los monos narigudos (Nasalis larvatus) tiene relación con la elección sexual por parte de la hembra.
El estudio es pionero en analizar en primates la relación entre la morfología, la acústica, la sociología y las características únicas del macho.
Una nariz grande funciona como símbolo para reconocer en el macho cualidades como la fuerza y la capacidad reproductora.
En concreto, los investigadores han observado una clara relación entre la masa corporal del mono macho, sus características faciales, el volumen testicular, su habilidad de vocalización y el número de hembras en su harem. El estudio lo ha publicado la revista Sciences Advances.
Hiroki Koda, miembro del equipo de investigación y profesor en la Universidad de Kioto (Japón), explica que “hay evidencias de que la competición entre machos y la elección sexual por parte de la hembra sean factores causantes de la evolución hacia una nariz de mayor tamaño”.
Los científicos observaron los comportamientos de los animales en libertad en la región de Kinabatangan de Malasia y grabaron las vocalizaciones de ejemplares de mono narigudo, de ambos sexos, en zoológicos de Japón, Malasia y Singapur.
Capacidad reproductora
Los datos recogidos permitieron advertir que una nariz de mayor tamaño funciona como símbolo visual para reconocer en el macho cualidades como la fuerza (masa muscular) y la capacidad reproductora (tamaño testicular).
El análisis acústico también reveló que una nariz más grande modifica propiedades de resonancia de la vocalización del macho, parecido a las vocales humanas. El mono narigudo utiliza el reclamo —que recuerda a un rebuzno— para atraer a la hembra.
Como consecuencia de la selección sexual, los rasgos exagerados del macho también han evolucionado en otras especies animales. Algunos ejemplos son la coloración facial de los mandriles, las solapas en las mejillas de los orangutanes, el pecho enrojecido del gelada o la barba en los humanos.
El investigador Ikki Matsuda, de la Universidad de Chubu, Japón, reconoce que el equipo está entusiasmado: “nuestra hipótesis de la coevolución audiovisual de los rasgos exagerados de estos primates macho podría suponer una expansión de la teoría de Darwin”.
EH/I
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