En mi entrega del lunes pasado, titulada Alcaldes: fracaso en seguridad, referí que en el arranque de sus campañas los presidentes municipales que buscan la reelección –María Elena Limón García y Jesús Pablo Lemus Navarro– no tuvieron la vergüenza para pedir perdón a sus gobernados por fracasar en otorgarles la seguridad pública –en sus tres primeros años de gobierno– a la que se comprometieron hace tres años cuando salieron a pedirles su voto, mientras que los candidatos que buscan ser alcaldes por vez primera –Ismael del Toro, Oswaldo Bañales y Salvador Zamora– no tuvieron la sensibilidad para reconocer que sus antecesores también incumplieron el compromiso de hacer más seguras las calles de sus municipios.
Sin embargo, ese mismo día nos encontramos que varios periódicos recogieron las propuestas que en materia de seguridad pública plantearon los aspirantes a la presidencia municipal de Guadalajara: el alfarista Ismael del Toro, el priísta Eduardo Almaguer y la neolopezobradorista Claudia Delgadillo, en lo que fue una primera pincelada de su programa de gobierno en este rubro, pero que tiene la trascendencia de ser la primera información que al respecto reciben sus potenciales electores.
Y la verdad, ninguno de los tres puede sentirse satisfecho de haber despertado entre los tapatíos la esperanza de que el combate a la delincuencia tendrá éxito y que la seguridad regresará a las calles de todas las colonias de la capital. Porque aquí lo que cuenta es el primer mensaje que envías al electorado y es destacado por los medios de comunicación. Pocos, muy pocos serán los que más adelante revisarán con detalle el programa que en esta materia presentarán cada uno de ellos.
Así, tenemos que Eduardo Almaguer se comprometió a depurar la dependencia policiaca de los malos elementos y de aquéllos que se corrompan, mientras que aseguró que no utilizará a la corporación para reprimir o violentar a los comerciantes ambulantes o líderes vecinales.
¿En cuántos tapatíos despertó Almaguer el interés de votar por él al enterarse de que para resolver el problema de la inseguridad expulsará a los malos policías, cuando no hay elementos de prueba para confirmar que ésa es la razón o la causa del problema? Porque si así fuera, entonces hablamos de que la mayoría de los policías en Guadalajara son malos o corruptos y que por eso hay inseguridad en las calles, cosa por supuesto lejana de la realidad.
Ismael del Toro, a su vez, dijo: “Ya no habrá una agenda de confrontación entre las policías municipal y estatal, no más una agenda donde veamos que se detiene a los delincuentes y a los tres días salen a seguir delinquiendo”. ¿En verdad la inseguridad en Guadalajara tiene su causa en el enfrentamiento entre su Policía y la del estado? ¿Es verdad que esta confrontación está en la agenda de ambas corporaciones? ¿Será posible creer que desde el Ayuntamiento de Guadalajara se evitará que aquellos delincuentes que son aprehendidos no quedarán en libertad? La única manera de hacerlo es cumpliendo al pie de la letra con lo establecido en las normas de la nueva ley de justicia penal. ¿Estarán todos los policías capacitados para cumplir cabalmente con ello y evitar que por su culpa los delincuentes sean liberados? Eso está por verse.
Claudia Delgadillo fue la que planteó el primer paso más elemental para combatir la delincuencia: poner al frente de la estrategia a profesionales que conozcan del tema y no a inexpertos o compadres. La candidata de Morena cuando menos entendió que primero es el número uno; sin embargo, lo fundamental es la estrategia a poner en marcha, que no delineó en su primer discurso de campaña.
Así, pues, estos tres aspirantes a gobernar Guadalajara no despertaron aún la esperanza de saber cómo combatir a la delincuencia.
ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.
JJ/I
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