El proceso electoral está alcanzando su madurez. A poco más de un mes de campañas es posible distinguir los temas en los que cada candidatura estará basando su plataforma. Sin embargo, también es posible identificar las grandes ausencias en la oferta electoral.
Uno de los temas más ausentes son las propuestas para ampliar la red de seguridad social del país. Con excepción de la fórmula al Senado en Jalisco por Movimiento Ciudadano –que están proponiendo una pensión para los trabajadores del campo–, prácticamente ninguna candidatura está discutiendo cómo expandir la red de seguridad social. Esta ausencia es muy preocupante porque también puede ser entendida como una señal de que, como sociedad, esta discusión no está muy presente en nuestro radar.
En México, cuando escuchamos el término seguridad social tendemos a relacionarlo con el Instituto Mexicano del Seguro Social. Es decir, lo relacionamos con el acceso a los servicios de salud. La seguridad social sí tiene que ver con el acceso a la salud, pero es mucho más que eso. El término seguridad social comprende todas aquellas estrategias utilizadas por el Estado para garantizar el bienestar de su población, incluso cuando las personas ya no pueden trabajar, se quedan sin trabajo o caen en desgracia.
Puesto de otra forma, la fortaleza de la red de seguridad social de un país se puede medir por el grado en que las personas pueden dejar de trabajar y no se van a quedar en la miseria. En este sentido, la red de seguridad social también incluye mecanismos como los seguros de desempleo, el sistema de pensiones para el retiro y las pensiones para personas que no pueden trabajar. La red de seguridad social también incluye servicios subsidiados por el Estado como la educación, el transporte, la vivienda, la alimentación y el cuidado de los infantes y los adultos mayores.
Cada país tiene una mezcla de red de seguridad social diferente. Algunos países se concentran más en garantizar un ingreso a todos sus habitantes, mientras que otros se concentran más en subsidiar los servicios públicos. Además, las reglas para acceder a estos beneficios del Estado también son muy diferentes de país a país. Los escandinavos son famosos porque el único requisito para acceder a la red de seguridad social es ser ciudadano de alguno de sus países. En otras naciones el requisito es tener un empleo formal.
En México tenemos una red de seguridad social que se podría catalogar como débil. Tenemos acceso a servicios de salud gratuitos y derecho a una pensión para el retiro, pero el requisito para acceder a estos beneficios es tener empleo formal –el Seguro Popular es una estrategia para brindar servicios de salud aun a las personas que no están en el sector formal–. También contamos con algunos servicios públicos subsidiados, pero ante las presiones de la ideología de mercado los subsidios son cada vez menores.
Estos mecanismos ayudan, pero no son suficientes. México es un país en el que una gran proporción de la población trabaja en los sectores informales de la economía. Aunado a ello, en el sector formal las empresas hacen esfuerzos por reducir al mínimo sus gastos en seguridad social. Ello debilita el acceso a una red que de por sí ya es muy limitada. Por ello, si una persona deja de trabajar –ya sea porque se quedó sin empleo, por una discapacidad o por el motivo que sea– se quedará desamparada y a su suerte.
Es tiempo de pedirle a las candidaturas que nos comuniquen sus propuestas para ampliar la red de seguridad social el país. Esta agenda también es urgente y no puede esperar más.
Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)
JJ/I
|