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Por la tangente. Ninguno de los aspirantes convence con sus planteamientos en los temas de econom�a, comercio y migraci�n. (Foto: Cuartoscuro)
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La dinámica electoral en la que nos encontramos en estos momentos adquiere, sin duda, la perspectiva de estar a prácticamente tres cuartas partes de esta interminable carrera y la sesión de debate realizado en Tijuana, Baja California, este domingo 20 de mayo, constituyó un novedoso ejercicio de confrontación que se pretendía fuese de proyectos y lineamientos de políticas institucionales de economía, comercio y migración; sin embargo, tal como se preveía, finalmente se trató de un enfrentamiento entre los candidatos al punto de señalar, como en los teatros de vodevil, que se guardaban la cartera para no perderla en la disertación.
La dinámica de esta sesión tuvo una serie de factores diferentes a los anteriores debates entre los candidatos y, sin duda, resultarán en ejercicios más dinámicos respecto de los esquemas que se habían puesto en funcionamiento en campañas anteriores.
La participación, de forma directa y a veces, excesivamente inquisitiva de los conductores del mismo, generó una dinámica diferente respecto de la cual, en esta sesión se puso a prueba la preparación de los candidatos, no solamente en los temas de fondo sino en el manejo de los espacios mediáticos pero, igualmente, de la formulación espontánea de respuestas sólidas pues dejó al descubierto el hecho de que a mayor profundidad de los temas, se intervenía con mayores banalidades sobre el contenido propio de los mismos.
Precisamente, uno de los temas que se planteó lo fue el de ¿qué hacer directamente con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte con un presidente como Donald Trump? Las respuestas no tuvieron la efectividad contundente que dibuje un escenario convincente en México ni para los mexicanos en Estados Unidos.
Andrés Manuel López Obrador planteó que frente a ese escenario había que responder “con autoridad moral” que podría traducirse en “autoridad política”. Si bien constituye un excelente ejercicio de retórica como las ejercidas en su tiempo por Luis Echeverría y José López Portillo, ahora se requieren fórmulas menos abstractas y poéticas y más claras para entender el rumbo que requiere la economía del país.
José Antonio Meade respondió: “Hay que diversificar el comercio” y no se diferenció sustancialmente de la fórmula empleada por Anaya en el sentido de: “Diversificar y replantear la relación con Estados Unidos”.
Pura intención
En este justo momento en que los debates relacionados con el TLCAN tienen importantes discusiones relacionadas con alimentos, empresas automotrices y flujos de comercio, propiedad intelectual en farmacéuticas, importación y exportación de alimentos, industria microinformática con un rango de intercambios que van de entre 60 a 80 por ciento en las operaciones entre ambos países y, teniendo como elemento contextual a Tijuana, una de las ciudades que concentra una de las mayores actividades de comercio y de zonas de migración internacionales más importantes del planeta, los candidatos hicieron ver las fórmulas que se presentaron como meros proyectos de buenas intenciones, pero sin ubicar con claridad la concretización de los mismos.
López Obrador se concentró, sobre el tema del TLCAN en señalar que hay que fortalecer “el mercado interno y propiciar mejores apoyos al campo”.
Anaya propuso bajar a la mitad el impuesto al valor agregado en la zona fronteriza, en tanto que Meade propuso la receta de ampliar el horizonte del comercio y fortalecer la inversión cerrando las brechas económicas en México. Definitivamente, dos visiones distintas entre el proteccionismo y la apertura comercial.
Sacan el estilo
La profundización de los temas se vio afectada por la serie de señalamientos, fundamentalmente entre Anaya y López Obrador, así como también de Meade contra el mismo López Obrador.
Los señalamientos llevaron a una cierta descompostura del candidato de Morena al señalar a Anaya como: Rickyi Riquín-Canaya.
Quizá fue un momento de hilaridad para algunos, pero se trataba del debate entre candidatos presidenciales y si bien cualquiera de ellos, en ejercicio de las complicadas relaciones de gestión en la Presidencia, podrían tener reacciones de esta naturaleza, son circunstancias que cambian totalmente el enfoque respecto de estos momentos anecdóticos.
En el caso de José Antonio Meade que, a diferencia del anterior debate tuvo un desempeño más relajado, hizo mención de Margarita Zavala y felicitó al equipo Santos por su triunfo en el futbol mexicano. El caso de Andrés Manuel López Obrador se vio menos tenso que en el debate pasado aunque mostrando, ciertamente, un semblante fatigado, pero presente en todo el debate y con algunos arrebatos de mal humor pero, igualmente, con un intento de buscar algo de espontaneidad. Ricardo Anaya, mantuvo, en términos generales, el manejo del desenvolvimiento en un espacio mediático; sin embargo, no tuvo la contundencia que lo caracterizó en el debate pasado.
Jaime Rodríguez Calderón tuvo el desempeño esperado al ser un candidato que no tiene ninguna expectativa clara y cuyo momento de apogeo, quizás, lo fue propiciar que los otros tres candidatos se diesen la mano.
Respecto al trato esperado de relación con Trump, no hubo claridad respecto de cuáles serán las bases para generar una relación con él y, sin duda, los recursos argumentativos vacíos, fueron los que prevalecieron a lo largo del mismo.
Se trató, en suma, de un excelente ejercicio de presentación de los estilos personales de los candidatos, pero a diferencia de lo que señalaba Daniel Cosío Villegas, no pudimos observar con claridad el esquema, que a final de cuentas es el que nos interesa, de sus líneas estratégicas de desarrollo de gobierno.
*Jefe del Departamento de Estudios Políticos del CUCSH
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Deben
- -El dirigente de la Concanaco, José Manuel López Campos, externó su preocupación por que los candidatos siguen sin definir sus propuestas en materia económica para los siguientes seis años
- -También quedaron a deber los cómo en los temas de inversión, informalidad y empleo, afirmó
- -“Por decreto se pueden incrementar los salarios, pero eso no nos hace más competitivos y no nos garantiza que se conserven los empleos en nuestro territorio. Lo que se tendría que pensar es en la inversión, pero le dedicaron muy poco tiempo”, sostuvo
Más nivel
Ciudad de México. El vicecoordinador de los diputados priístas, Armando Luna Canales, afirmó que se tiene que elevar el nivel de debate entre candidatos a la Presidencia de la República y “pasar de insultos o críticas, que no llevan a nada”, a proponer ideas.
Reconoció que durante el debate presidencial “hubo muchas agresiones y descalificaciones”.
Luna Canales consideró que el país requiere “una política de diálogo, de contraste de ideas, pero no de insultos, no de discriminación, no de poner apodos, como veíamos ayer a (Andrés Manuel) López Obrador”, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.
“Tenemos que elevar el nivel de pasar de insultos o críticas, que no llevan a nada, a poner ideas que son las que los mexicanos quieren escuchar para saber cómo va a salir el país de los retos que enfrenta”, destacó. Notimex
JJ/I
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