Una versión aún no confirmada, pero proveniente de una fuente alfarista a la que le doy credibilidad, asegura que Enrique Alfaro Ramírez, acompañado de Clemente Castañeda, buscó tiempo atrás reunirse con Andrés Manuel López Obrador y para ello se trasladaron en tres ocasiones a la Ciudad de México sin éxito alguno.
En una de esas ocasiones –revela la fuente–, Alfaro y Clemente llegaron a esperar infructuosamente tres horas haciendo antesala, para finalmente ser atendidos únicamente por los hijos de López Obrador.
Una vez más insisto en lo delicado que resulta para Jalisco el que los dos prospectos a ganar las elecciones para presidente de la República y para gobernador, según las encuestas que les dan una amplia ventaja sobre sus más cercanos adversarios, mantengan su declaración de guerra en la que los únicos perdedores serían los jaliscienses.
Reitero que soy de los que creen que en lo que resta de los días para el 1 de julio pueden suceder muchas cosas, entre ellas que el hoy puntero en las encuestas –para los comicios federal o estatal– sea derrotado en las urnas el día de la jornada electoral que finalmente, como dicen los políticos y candidatos, ésa es la encuesta que cuenta, la de la emisión y conteo de votos, nada más. Y no me sorprendería que eso pudiera suceder con López o Alfaro.
Pero si se confirmara lo que hoy dicen las encuestas, entonces quisiéramos ver, por el bien del estado y de sus habitantes, una reconciliación como las que acostumbra hacer Enrique Alfaro con sus acérrimos enemigos; verbigracia: hoy con Raúl Padilla López. O la que ha hecho con los partidos tradicionales, como Acción Nacional, con el que anteriormente había asegurado que no iba “ni a la esquina”, y hoy lo vemos de la mano en busca de la Presidencia de la República, del Senado, de los 20 distritos federales, algunos locales y varias presidencias municipales.
Lo anterior viene a cuento porque a 40 días de la elección, todo indica que el tono del enfrentamiento entre López y Alfaro subirá de intensidad conforme se acerque el fin de las campañas y el primero tenga que hacer lo que considere necesario para que su candidato Carlos Lomelí gane la elección, mientras el segundo recurrirá a lo que tenga que recurrir para desarticular a su otrora aliado y hoy abanderado de Morena.
Y muestra de ello fue el “¡ya basta!” que Alfaro lanzó anteayer a través de un video, ante las arremetidas que en su contra ha hecho López Obrador cada vez que ha visitado Jalisco. El tabasqueño colmó la paciencia del candidato naranja a la gubernatura y éste salió a responderle en sus redes sociales.
“Andrés Manuel tiene una visión centralista, trasnochada, en la cual está buscando en los gobernadores que tengan vocación de equipal, yo creo para sentirse cómodo…”, dice en su video, donde también confiesa que tomó la decisión correcta al no apoyarlo; un apoyo, valga aclararlo, que López Obrador nunca buscó ni quiso, pero que Alfaro sí pretendió ofrecer.
O al menos ahí está la declaración que hizo al periódico El Universal el 30 de junio de 2016 cuando dijo: “Creo que algo que tenemos que tener en la mente, que tenemos que tener en la mesa, es abrir un canal de diálogo con Andrés Manuel. No hacerlo sería un error…”.
No quiero imaginarme –y seguramente nadie en Jalisco– un escenario de enfrentamiento permanente entre López Obrador y Alfaro Ramírez si llegaran a ganar, según los encuestólogos a los que ambos personajes reprueban si los resultados no les favorecen –incluso calificándolos de “basura”– y aprueban y hasta aplauden cuando son a su favor.
Preparémonos para ver en el corto plazo nuevos episodios de guerra entre viejos aliados, que alguna vez se alzaron mutuamente la mano en señal de victoria, pero que fueron derrotados por la realidad.
ES TODO, nos leeremos ENTRE SEMANA.
JJ/I
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