El pasado miércoles el sector empresarial, universidades y organizaciones de la sociedad civil plantearon una serie de cuestionamientos a los candidatos al gobierno del estado, entre los que destacan aquellos que tienen que ver con la educación, el aprovechamiento de las capacidades de la entidad en torno a la innovación tecnológica y la profesionalización del servicio público. Inevitable fue la pregunta de cómo enfrentar los problemas de inseguridad que están fuertemente vinculados al combate a la corrupción e impunidad que privan en Jalisco y en el país.
Más que recapitular lo que cada uno de los candidatos afirmó, este diálogo me parece que puede servir para darnos cuenta de lo que está en la perspectiva de los diversos actores que participaron en este debate. En el sector empresarial, los anfitriones, esperan que los candidatos definan con mayor claridad la perspectiva económica que visualizan para el estado. ¿Cómo aprovechar la infraestructura y las capacidades de Jalisco para impulsar empresas innovadoras, particularmente en torno a tecnologías de la información?
Por parte de los ciudadanos especialistas, las preocupaciones centrales tienen que ver con el fomento de una educación de calidad, de cómo los candidatos trabajarán en la formación de una ciudadanía que participe en la vida pública. Frente a este desafío los candidatos dijeron que en su horizonte no están la formación y atención a ciudadanos con capacidad para participar en las decisiones públicas.
En cuanto a la educación, además de ampliar matrícula y presupuesto, destaca la necesidad de vincular la educación formal con el empleo. Buena idea que puede ser complementada con que los egresados de la educación media superior, superior, tecnológicos, tengan buenas opciones para emplearse en las áreas en las que están formados, que el empleo sea bien remunerado, y mejor si está orientado a reforzar la vocación productiva de las regiones del estado para evitar que las oportunidades se sigan concentrando sólo en la ciudad capital. Como muchos de nosotros, los candidatos piensan sobre todo en la Zona Metropolitana de Guadalajara, sus preocupaciones y proyectos poco tienen que ver con el conjunto del estado de Jalisco, sus regiones y qué hacer para reactivarlas.
Otra preocupación fundamental está en que quienes gobiernen sean capaces de formar equipos de trabajo integrados por personas especializadas en las diversas áreas del servicio público y acabar con la mala costumbre de invitar amigos, compadres y personas que desconocen los problemas de Jalisco y menos idea tienen de cómo resolverlos. Se impone profesionalizar el reclutamiento de servidores públicos y una evaluación permanente de su desempeño. Nadie quiere ya un secretario de Salud carnal, pero incapaz. No podemos permitir que un policía-fiscal con dudosos nexos se convierta en titular de una secretaría de la cual ignora todo, sólo por gozar de la confianza del gobernador, aunque sea a costa de la inseguridad de los ciudadanos.
Seguridad, sin duda el problema más sentido y preocupante para los habitantes de Jalisco. Es discursivamente la prioridad de los candidatos, pero realmente no pasaron de afirmar que es necesario contar con leyes más eficientes, pasar de la reacción ante hechos consumados, como los acontecidos esta misma semana. Quizá lo más rescatable tiene que ver con el diseño de una estrategia basada en la inteligencia, que atienda problemáticas bien definidas y las causas de la delincuencia, con capacidad para rastrear los flujos del dinero.
Los rescatable de este ejercicio es que tanto los candidatos como diversos sectores de la sociedad compartimos el interés, la preocupación sobre las principales problemáticas de Jalisco, pero sobre todo tenemos frente a nosotros el desafío de definir un proyecto que convoque y articule las distintas visiones y esfuerzos de quienes nos pueden gobernar, de los líderes de diversos sectores y de las organizaciones empeñadas en participar en la vida pública.
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FV
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