Durante la semana pasada asistí al 36º Congreso Anual de la Asociación de Estudios Latinoamericanos, en Barcelona, España. Acudí a un panel de discusión de título Del DF a la CDMX: reordenamiento y reimaginación de la megalópolis mexicana. Su objetivo fue presentar algunos de los ensayos contenidos en un libro de reciente publicación editado por Glen Kuecker y Alejandro Puga. El volumen ofrece una de las lecturas más actuales y frescas sobre la transición del Distrito Federal a la Ciudad de México.
El argumento general del panel se puede resumir de la siguiente manera. El cambio legal y administrativo por el que atraviesa la Ciudad de México no es casualidad. Por el contrario, es el resultado de 30 años de políticas neoliberales –perfectamente calculadas e implementadas por diferentes actores económicos, políticos y sociales– en la búsqueda de rempaquetar la Ciudad de México como una ciudad global de ciudadanos-consumidores. Discutiré tres de los ensayos que se presentaron en el panel.
El primero estuvo a cargo de la doctora Carmen Patricia Tovar, profesora del Orbelin College, quien analizó dos novelas de Juan Villoro –El disparo de Aragón (1991) y Materia dispuesta (2011)–. Con su análisis, Tovar describió la forma en que el DF evolucionó de ser un sistema de estructuras monumentales a ser un repositorio de capital histórico y estético fragmentado. De acuerdo con Tovar, las novelas de Villoro dan cuenta del cambio en la relación entre los habitantes y los sitios históricos de la ciudad. Hoy en día, la única vía para disfrutar del capital histórico y estético es el consumo.
Luego tocó el turno al doctor Glen Kuecker de la DePauw University. El profesor Kuecker centró su análisis en el nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México (NAICM). En su opinión, representa las aspiraciones de los billonarios mexicanos por convertir a la ciudad en una megalópolis de clase mundial. Además, el NAICM brinda un ejemplo tangible por implementar lo que el profesor Kuecker llama worldling –cuya traducción al español sería algo así como mundializar una ciudad–. El NAICM es el megaproyecto de mayor costo que actualmente se construya en Latinoamérica, y no es coincidencia.
Finalmente presentaron las doctoras Jennifer Johnson del Keyon College y Shannan Mattiace del Allegheny College. Su análisis se centró en el Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial (PCMB) implementado por la Secretaría de Desarrollo Social de la CDMX. El PCMB es eminentemente participativo, pues son las mismas comunidades las que deciden cuál es la mejor forma de invertir recursos públicos para mejorar sus barrios. En opinión de las panelistas, el PCMB representa los esfuerzos del gobierno por demostrar que la CDMX es tan progresiva y participativa como cualquier otra ciudad global.
Resulta interesante observar la forma en que la academia extranjera explica la transformación política y administrativa de la CDMX. Pero esta interpretación también es contra intuitiva. Solemos considerar a la CDMX como el último bastión de la izquierda nacional. Admiramos sus grandes avances en la agenda de derechos humanos y de política social.
Sin embargo, parece que ni la ciudad más de izquierda de nuestro país se escapa de reproducir al pie de la letra la agenda de la economía de mercado neoliberal. Esta contradicción debería ser el punto de partida de una intensa agenda de investigación en la CDMX para estudiar la relación entre los gobiernos de izquierda y el sistema económico.
Coordinador del Laboratorio de Innovación Democrática (LID)
JJ/I
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