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Notimex y la posverdad 

El Oxford English Dictionary define a la posverdad como el fenómeno que se produce cuando “los hechos objetivos tienen menos influencia en definir la opinión pública que los que apelan a la emoción y a las creencias personales”. 

Es un neologismo que va más allá de los bulos, fake news o noticias falsas. 

La posverdad refleja una sociedad que convive con una distorsión de la información y que su principal objetivo es manipular a la opinión pública con fines comerciales, sociales o políticos. 

Todos convivimos cotidianamente con esta epidemia informativa a través, principalmente, de las redes sociales. Pero también somos testigos de ella quienes miramos televisión, escuchamos radio o leemos un periódico. 

Cabe aclarar que la posverdad no son las opiniones. Las columnas de analistas, periodistas y políticos suelen estar nutridas de juicios de valor. Eso es válido y necesario. 

No. La posverdad viene cuando se tuerce la opinión o el comentario con datos, supuestamente verificables, pero que en realidad no lo son y que apelan a los sentimientos de los receptores. 

Un cartón del New Yorker lo ejemplificó así: “Este ha sido el pronóstico meteorológico demócrata, a continuación, veremos el pronóstico republicano”. 

El sábado pasado, la Agencia de Noticias del Estado Mexicano Notimex publicó un artículo denominado “Profesionales de la comunicación y su culto a una neumonía atípica”. 

Es una pieza que, según los manuales clásicos del periodismo, podríamos clasificar como un artículo (género subjetivo que define con claridad la posición política e ideológica de quien la emite). 

Si bien Vivaldi, Leñero, Mallette y otros autores de manuales de periodismo recomiendan que un artículo debe ser firmado, este no es el caso. Huele a posverdad. 

Inicia así: “En plena crisis sanitaria, que desafía al mundo y a México, se registró un fenómeno entre distintos periodistas profesionales del país: comenzaron a acusar al mismo tiempo que el gobierno federal, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, estaba incurriendo en un subregistro de casos de Covid-19 para notificarlos como neumonía atípica”. 

Da un largo recuento en 12 mil 293 caracteres sobre lo que Notimex considera como infundados señalamientos o críticas de analistas o periodistas al presidente o al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de la Secretaría de Salud, Hugo López-Gatell. 

Un ejemplo del artículo anónimo. Se refieren a un tuit de Carlos Bravo Regidor, coordinador del programa de periodismo y políticas públicas del CIDE: “Subsecretario Hugo López-Gatell: para atajar rumores sobre los casos de neumonía atípica bastaría con presentar una serie larga con cifras al respecto hasta hoy. De lo contrario, me temo que las especulaciones no van a parar. Refútelos con evidencia”. 

Tal exigencia fue retomada por López-Gatell en su conferencia de prensa diaria. Todo bien. Alguien pide evidencia y alguien contesta. Un ejercicio democrático y libre. Pero no para Notimex, que espetó: “Bravo Regidor había ya sembrado su inconformidad”.  

Desde que llegó a la dirección de Notimex, Sanjuana Martínez ha estado rodeada de polémica. Se ha convertido en una defensora radical de las decisiones del gobierno. La calidad y pertinencia de los materiales de la agencia han caído en picada. Además, lleva una lucha intestina desde hace 11 meses contra una huelga de empleados. 

En el camino, se ha dado el lujo de eliminar las noticias del canal de ciencia (tema fundamental hoy para la cultura popular de nuestro país). 

Sanjuana dirige una vocería del gobierno de López Obrador más que una agencia del Estado. Y eso, más allá de cualquier interpretación, la convierte en una líder de la posverdad en nuestro país. 

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jl/I