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Petróleo negativo, última llamada

Este lunes, el precio del petróleo bajó tanto que cayó en terreno negativo por primera vez en la historia. El precio de referencia en Estados Unidos, el West Texas Intermediate, cerró en -37.63 dólares y el crudo mexicano, en -2.37 dólares. Es decir, vale menos que nada. Muchos de ustedes se habrán preguntado igual que yo, ¿cómo es posible que algo valga menos que nada?

Los expertos dicen que se debe a una anormalidad financiera llamada contango, que ocurre cuando “el precio de un activo vale hoy menos que en el futuro debido a que los inversionistas estiman que su demanda se mantenga baja”.

Más allá de los tecnicismos del mundo de los mercados financieros hay una explicación mucho más clara para los que entendemos mejor la economía real que se puede tocar.

Normalmente, el precio de algo baja porque existe más oferta que demanda, ya sea porque el mercado deja de consumir el producto o los fabricantes inundan el mercado con más producto del que se puede consumir.

Lo que ha pasado estos días es que las medidas de aislamiento social provocaron una reducción drástica de la demanda de combustibles. En México se estima que en las ciudades se está consumiendo entre 40 y 70 por ciento menos de gasolina y las aerolíneas reportan una reducción de más de 90 por ciento de la demanda de vuelos. Como punto de referencia, en Estados Unidos se estima que 70 por ciento de todo el consumo de petróleo lo compone el transporte, por lo que el golpe es brutal.

Siguiendo la lógica económica, si se vende menos y se produce igual, se empieza a acumular producto en los puntos de almacenamiento en toda la cadena de suministro y llega un punto en que hay tanto producto que deja de tener valor de mercado y se empieza a convertir en puro costo logístico. Ya nadie quiere tener crudo porque es un problema guardarlo.

¿Entonces por qué no se produce menos para equilibrar oferta con demanda?

La gran mayoría de las reservas de petróleo del mundo están controladas por compañías nacionales bajo la influencia de gobiernos, por lo que hay un componente político importante en el precio del crudo. La OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) fue creada en los 60 por un grupo de países que en conjunto controlan más de 80 por ciento de las reservas probadas de petróleo para influir en el precio del crudo coordinando su nivel de producción y así ganar poder de negociación frente a países ricos de alto consumo.

Hace un par de semanas la OPEP y otros países productores como el nuestro hicieron un pacto, que Rocío Nahle intentó bloquear y nos costó un favor de Donald Trump que no sabemos qué tan caro nos saldrá, para reducir en conjunto la producción de petróleo para tratar de equilibrar el precio en un nivel competitivo.

La caída histórica del lunes parece indicar que este recorte no fue suficiente.

¿Qué sigue?

Para el mundo, varios meses de prueba para la industria del petróleo y del transporte que probablemente impliquen contracciones en muchas empresas, si no es que quiebras. Para México, una reevaluación obligada de la política energética. Pemex no aguantará operando en estas condiciones y el gobierno va a tener un hueco difícil de llenar en sus fuentes de financiamiento. Seguir con el proyecto de construir una nueva refinería se convierte ya en una necedad de proporciones legendarias. ¿Por qué gastar tanto en construir una infraestructura para producir más de algo que no se está consumiendo y no se sabe cuándo volverá a levantar? El dinero estaría mejor utilizado en estimular el tejido empresarial para que el golpe en el consumo no sea tan duro.

Última llamada a nuestros líderes para despertar a la nueva realidad. Las cosas cambiaron. Tenemos que enfocar nuestros recursos y nuestra energía en salir adelante en una economía de “bajo contacto”, en donde la gente viaja menos, está más en sus casas, pero necesita seguir trabajando para comer.

Twitter: @ortegarance

jl/I