INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

Comparativa

Las discusiones sobre las cifras del Covid 19 en México aparecen en todo el mundo. ¿Alguien puede creer que no haya un solo en caso en Corea del Norte, ningún fallecido en Vietnam, que el país con menos casos en América Latina sea Nicaragua o que en algunos países descienda en números absolutos el número de muertos acumulados confirmados (como ha pasado en Ecuador o en Zimbabue)? Con sus alcances y limitaciones, los datos internacionales nos ofrecen un panorama aproximado de la situación sanitaria que vivimos. ¿Cómo anda México? 

Se presentan dos tendencias contrarias: una sumamente positiva con respecto a las tendencias internacionales y otra terrible. La primera se refiere a las tasas de contagio con respecto a la población, la segunda es relativa a la letalidad ocurrida entre la población ya contagiada. 

En cuanto al primer aspecto, en México a partir de los datos del sábado 9 de mayo, 262 contagiados (confirmados) por cada millón de habitantes. La media internacional es de 950 personas. Estamos en el lugar 78 en tasa de contagios, entre 187 países con reportes. Esto daría cuenta de una estrategia epidemiológica correcta, aunque aún frágil. En este sentido, la estrategia de desconfinamiento será central en la posibilidad de que la tasa de contagios no se salga de control. 

Sin embargo, para la población ya contagiada y confirmada como tal, el panorama es sombrío. México se ubica en el lugar 16 a nivel mundial en la tasa de letalidad: 10 por ciento de los contagiados mueren, cuando el promedio internacional es inferior al 4 por ciento. Nos encontramos ante un coctel letal: una forma de vida profundamente insana combinada con un sistema de atención a la salud precario.  

La parca está muy activa en México. Durante este mes de mayo la tasa de crecimiento de los contagios llega a 6.2 por ciento diarios cuando el promedio internacional es de 3.8 por ciento. Ante ello, el gobierno repite desesperada e infinitamente el grito desesperado: ¡Quédate en casa! Claro, con una población enferma y un pobre acceso a los servicios de salud, no hay de otra. Ojalá que esto nos sirva para que la nueva normalidad que venga no sea la misma que la de dónde venimos. 

[email protected] 

jl/I