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Combatiendo la infodemia 

El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, ha estado alertando desde el inicio de la pandemia sobre el peligro de un fenómeno que llamó infodemia: la propagación de noticias falsas generalmente alarmantes que generan miedo y ansiedad en la gente. 

La palabra infodemia se suma al vocabulario de conceptos dentro del que se encuentran la posverdad y las fake news con los que tratamos de describir la nueva realidad en la que el exceso de información y de canales para consumirla nos hacen difícil discernir qué es verdad y qué no. 

En solo 20 años desde que salieron los primeros blogs en Internet y 15 años desde que se abrieron las primeras redes sociales populares, Facebook y Twitter, pasamos de enterarnos de lo que pasaba en el mundo en el periódico o el noticiero de la noche a poder consultar en tiempo real lo que está pasando en donde sea a través de nuestro smartphone. 

Estudios en distintos países estiman que en promedio las personas consultan su teléfono entre 80 y 100 veces al día, es decir, ¡casi cada 10 minutos! 

Además, ya no sólo hay, como antes, un puñado de medios de comunicación que controlan la válvula de información, sino que cualquiera puede salir a publicar la información que le dé la gana sin que haya alguien que regule y verifique si es verdad o no. 

Esto presenta varios retos y hoy quiero poner la atención en tres de ellos. 

Primero, cómo controlar la manipulación masiva de la gente a través de redes sociales. Desde el escándalo de Cambridge Analytica de 2018 en el que se usaba información personal de la gente para perfilarla y enviarle contenidos para influenciar sus decisiones políticas, Facebook ha estado bajo presión de regular la actividad en su plataforma para evitar que esto pueda pasar. Twitter vetó la publicidad política en octubre de 2019.  

El presidente destapó el tema en México la semana pasada refiriéndose al uso de bots que es la creación masiva de cuentas falsas en redes para bloquear o resaltar temas o atacar a personas. Desafortunadamente en México instituciones y personas de todos los colores y ámbitos utilizan estas prácticas, incluyendo los estrategas digitales de la 4T.  

Los bots son detectables con técnicas de análisis de conversaciones en redes sociales y sería una buena iniciativa que una institución de referencia los detectara y expusiera públicamente.  

Segundo, cómo implementar agentes reguladores neutrales a los que se pueda acudir para verificar si algo que se publica es verdad o no. Hoy un presidente, político o actor social puede salir a decir cualquier cosa total o parcialmente falsa valiéndose de la amplificación de las redes sociales y no hay ningún contrapeso que pueda refutarlo con un impacto de la misma proporción.  

Hay iniciativas muy interesantes como El Sabueso que publica Animal Político para verificar discursos políticos cada que expresan datos dudosos. Durante la pandemia surgió también Verificovid.mx una plataforma que difunde datos sobre el coronavirus, verificados por un grupo de médicos independientes.  

Hace unos días se dio un enfrentamiento entre medios internacionales como New York Times, El País y Wall Street Journal, y el subsecretario López-Gatell, respecto a si el gobierno de México oculta las cifras reales de contagios y muertes del coronavirus. Surgieron voces a favor y en contra, pero el público en general no recibe toda la película. Esto me lleva al último punto. 

Tercero, cómo detonamos conversaciones profundas en un entorno de baja atención. La gente necesita entender la película completa del coronavirus para saber si sale de casa o no, qué debe hacer si sale y qué riesgos corre para poder tomar decisiones. Necesitamos tener plataformas de información lo más neutrales posibles que transmitan mensajes profundos en formatos que capturen la atención de la gente, aunque sea unos minutos. Esto es importante durante la pandemia, pero también lo es para todos los temas que involucran el destino de un país y a la postre, el destino de la vida de las personas que vivimos en él. 

Twitter: @ortegarance

jl/I