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Cruzar en el incendio

Las presiones económicas para acelerar el desconfinamiento son enormes y simultáneamente, el número de casos nuevos de Covid-19 se sigue acelerando. La Ssa había anunciado que la cúspide de la curva sería entre el 6 y el 9 de mayo. En la semana del 3 al 10 de mayo, el número de contagios aumentó 45.7 por ciento. La semana del 11 al 17 de mayo los casos subieron 25.7 por ciento y durante la semana del 18 al 24 36.4 por ciento. Dicho en otras palabras, en porcentaje de crecimiento semanal de los casos, los datos parecen haberle dado la razón a López-Gatell en la semana siguiente al día crítico, pero durante la semana pasada, de nuevo nos aproximamos al pico de la curva. 

¿Pero los casos en la actualidad, son mínimas para volver a las actividades cotidianas presencialmente? Las cifras sanitarias parecen decirnos NO, pero la necesidad económica parece decirnos SÍ. 

Las presiones económicas juegan como una pinza que obliga a ir levantando la cuarentena. En el primer caso es el grito desesperado de “si no trabajo no como”; en el segundo, es la necesidad de integrar las cadenas productivas binacionales México-EU (automotriz) e inclusive con Canadá (Minería). ¿Ello implica el riesgo de atizar aún más la pandemia, focalizada en México cómo epidemia? La respuesta es evidentemente positiva. 

Adicionalmente, lo ha repetido López-Gatell hasta el cansancio, las curvas de contagio son distintas en cada lugar. En Guadalajara se ha hablado de un pico de contagio a mediados de junio y podría prolongarse meses más, hasta llegar octubre, cuando también podría repuntar junto con la llegada de la influenza estacional. En suma, la reintegración de grandes grupos poblacionales al trabajo se presenta en un momento crítico: atravesando el bosque en medio del incendio. 

El riesgo no es sólo para los trabajadores que deben reinsertarse a laboral, ellos deben transportarse para ir y volver, por lo tanto, en riesgo de contacto con todo tipo de población. Sin embargo, la condición de regreso es toda una batalla. Si los cuidados de las empresas y los trabajadores de todo tipo son extremas, esa batalla es ganable, pero si prima el desdén y la desconsideración hacia los trabajadores, la expectativa es turbia. 

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jl/I