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Presupuesto federal y contención de la pandemia

En las economías planetarias la carrera que implica lograr equilibrios entre el relanzamiento del funcionamiento económico, la continuación de vida social, cultural, así como el mantenimiento de la salud, en medio de una inusitada e inesperada pandemia, ha planteado monumentales retos en los que se observa que, hasta el momento, no se ha logrado establecer un método o una estrategia que alcancen para adaptar la salud y la economía de una forma racional. 

El establecimiento de una diversidad de políticas que se ha realizado sin una estructura internacional de retroalimentación ha tenido costos considerables en diversos países que han puesto a prueba el trabajo de planificación y, más aún, de organización y control en un ejercicio que implica una atención primordial de la salud, derecho humano fundamental que los estados están obligados a asegurar y, por otra parte, equilibrios en la viabilidad económica internacional. 

Un factor que ha tenido un efecto complejo en las diferentes sociedades lo ha constituido el discurso político, que arrancó errático e inestable en diferentes partes de la geopolítica social. La carrera internacional para encontrar uno de los proyectos de amplia, pero no total solución, son las vacunas. La elaboración de éstas se ha visto intervenida por niveles muy diversos de discurso político que abona más a la confusión que a la estabilización del escenario en el que nos encontramos. 

Arturo Herrera, en una colaboración en el Washington Post (9 de agosto), señala que “pasará algún tiempo –que esperamos sea corto– entre el descubrimiento de una vacuna y el momento en que esté disponible para un porcentaje alto de la población. Asumamos que el despliegue se puede hacer relativamente rápido y tomará algunos meses, eso quiere decir que podríamos esperar tener una solución definitiva en la segunda mitad de 2021”. 

Nos encontramos en la segunda mitad de este año y, hasta este momento, la asertividad discursiva de la administración federal ha tenido momentos de gran extravío que no han contribuido para una comprensión social clara del momento en que estamos. Se trata, pues, de una comprensión del tema sanitario y del económico que no muestran una sincronía clara. 

La apertura de diferentes zonas de la economía nacional que han requerido reactivarse no ha venido acompañada de manera clara con políticas sanitarias claras. La ruptura del diálogo entre administración federal y estados plantea escenarios irregulares en los que no se nota, claro está, la falta de un diseño de una estrategia general de conjunto. Siguiendo lo que señala el secretario de Hacienda, la distribución y dispersión de la vacuna, cuando ésta se concluya en sus inéditos aceleramientos científicos en el mundo, tardará en convertirse en tema de distribución generalizada y social en nuestro país. 

Una significativa señal de la importancia estratégica se podrá observar en la integración del Presupuesto 2021 que se evaluará próximamente en el Congreso de la Unión. Las restricciones presupuestales pasan por un complejo tamiz que no se comprende de la política federal, la austeridad. 

Un proceso electoral de gran calado como el de 2021 y las tres obras emblemáticas de esta administración que no generan, sino absorben fastuosamente las asignaciones presupuestales, plantean retos importantes en los que no se ve el relanzamiento de la economía, la integración amplia de un esquema de contención para el tema de salud que en definitiva ponen a prueba la consistencia de un régimen administrativo de gobernanza para todos o, la dedicación y desarrollo de un esquema partidista que desde luego no le corresponde ejercer a la administración. 

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