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Fracaso, saldo en salud de AMLO

La contradicción entre lo que dice y lo que termina haciendo ha sido la constante de Andrés Manuel a lo largo de su mandato. Se dice republicano y se comporta de forma a todas luces poco republicana. Declara que su gobierno es ejemplo mundial de cómo se le ha hecho frente a la pandemia y en números absolutos somos el país con el tercer mayor número de víctimas fatales y con el mayor número de bajas entre el personal de salud. 

Puede irse tema por tema: economía, seguridad pública, procuración de justicia, educación, ciencia, cultura, salud y en cada uno se encontrarán francos retrocesos a 20 meses del actual gobierno.  

Y todo indica que las cosas seguirán deteriorándose. El secretario de Hacienda anticipó, hace unos días, que la peor crisis económica que el país ha vivido desde 1932 será en 2021. Y ante esto Andrés Manuel se ufana de ser el segundo mejor presidente del mundo. 

En salud, nada tiene el actual gobierno para presumir. Hace unos días la Secretaría de Salud federal presentó cifras oficiales que reconocían que entre marzo y agosto de 2020, comparado con ese mismo lapso de 2019, nuestro país experimentó un incremento de mortalidad de 59 por ciento, lo que significa 122 mil 765 defunciones más de lo esperado. 

Estas cifras no incluyen a la cuarta parte de las entidades federativas (Chiapas, Durango, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Tabasco y Yucatán) debido a retrasos en la entrega de la información, y a pesar de ello son alarmantes. 

El incremento de la mortalidad no puede explicarse sólo con los fallecimientos oficialmente reconocidos como resultado de la pandemia. Esto significa que el gobierno federal ha mentido sobre la cifra real de fallecidos por Covid-19 o que los servicios públicos de salud se han deteriorado a tal punto que no pueden proveer la atención debida. 

¿Cómo podrían esperarse diferentes resultados si en salud vamos de las ocurrencias a las mentiras? 

A principios de año Andrés Manuel desmanteló el Seguro Popular (SP) acusando ineficiencia y corrupción. Pero hasta el momento, su gobierno no ha llevado a cabo las denuncias ni las investigaciones para castigar a los presuntos responsables. 

Se optó por extinguir al SP y sustituirlo por el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi). Al frente de esta ocurrencia se puso a un improvisado: Juan Antonio Ferrer Aguilar, personaje cuyo único mérito es la cercanía con Andrés Manuel y que carece de experiencia en el sector salud. Sus credenciales como servidor público le alcanzan para presentarse como funcionario de tercer nivel del Instituto Nacional de Antropología e Historia, eso es todo. 

¿En todo el país no existe un profesional de la salud con méritos y comprobada capacidad para asumir la responsabilidad de administrar la provisión de servicios de salud a la población que no cuenta con seguridad social? A los ojos de Andrés Manuel, no. 

De tal tamaño es la improvisación, que es el día y la hora que las reglas de operación del Insabi no se han publicado. Ocho meses, una semana y días desde su creación y no se sabe cómo opera, que padecimientos cubre, cómo se justifican los gastos o quienes son las entidades y autoridades responsables. 

El presupuesto del Insabi para 2020 es de 112 mil 538 millones de pesos. ¿En qué se han gastado? El Congreso de la Unión debe llamar a cuentas al secretario de Salud y al director del Insabi para que informen de forma clara y comprobable sobre lo que han hecho para hacer frente a la crisis sanitaria por la pandemia, y para la atención de la población que está fuera de la seguridad social y demanda servicios sanitarios. 

¿Cuántos recursos gastaron en los insumos y equipos de pésima calidad que hicieron llegar a las entidades federativas para enfrentar la pandemia? Recordemos que hasta los gobernadores de Morena se mostraron indignados por la burla que supuso el envío de materiales por parte del Insabi. 

Y ya que hablamos de los gobernadores. ¿Habrá uno solo que avale las cifras de casos de contagio y de lamentables fallecimientos por Covid-19 que se presentan todos los días a las 7 de la noche? Los propios mandatarios emanados del mismo partido que Andrés Manuel han confrontado al subsecretario López-Gatell debido a la manipulación de cifras, las mentiras y el manejo errático de la crisis. 

Lo hecho por el actual gobierno en materia de salud no es la creación e impulso de una nueva política pública, es un conjunto de viles maniobras para desmantelar lo que estaba descentralizado y reconcentrarlo, con el propósito de mantener el control del presupuesto y utilizarlo con fines clientelares electorales. Pero hasta eso hacen mal. 

Los perjudicados de estas maniobras son cientos de miles, millones de familias que tienen acceso limitado o no tienen acceso a los servicios de salud. La incapacidad y desorganización del gobierno federal se vuelve desabasto de insumos y medicinas, falta de atención médica oportuna y mortandad. 

En suma, el saldo en salud del gobierno de Andrés Manuel es un rotundo fracaso. 

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