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Sobre el paquete presupuestal 2021

En las prospectivas del año pasado, aproximadamente en estas fechas, justo en las que se presenta el paquete presupuestal del siguiente ejercicio fiscal, las expectativas se concentraban en el hecho de saber si el ejercicio 2020 tendría la capacidad de detener la caída económica que experimentó el país en el primer año de gobierno de la presente administración. 

La desaceleración de la economía en medio de batallas entre bloques económicos encabezados por China, la inestabilidad de la relación con los Estados Unidos, la integración del bloque euroasiático, bloques latinoamericanos de contención económica, liderados por Brasil y Chile, auguraban tiempos complejos para las estrategias mexicanas. Habría que sumar la persistente premisa del presidente de no presentarse en ninguno de los foros mundiales reguladores del comercio y de los intercambios industriales y mercantiles que regulan el comercio internacional por bloques, de los que México se automarginaba bajo la sentencia de que “la mejor política internacional es la nacional”. 

El preocupante nivel de aceleración del desempleo en nuestro país hace un año se solventaba con la entrega de becas para jóvenes, adultos, personas con capacidades diferentes y niños. La ecuación que se planteaba desde la administración incluía una variable, el desarrollo de una feroz política de austeridad y la recuperación de recursos producto de procedimientos anticorrupción, que no son trámites automáticos. La idea de mantener equilibrios económicos con ahorro, honestidad y austeridad, constituyeron principios incuestionables desde una perspectiva ética en abstracto. Es decir, llegar a la percepción de amplios sectores ciudadanos de enfrentar problemas que endémicamente han afectado el desarrollo del país frente a un escenario de alta impunidad, tiene un importante efecto en el ánimo ciudadano, sin embargo, no contribuye sustancialmente para la proyección de la economía del país. 

La forma en la que en 2019 se ahuyentó a la inversión nacional e internacional, constituía, dentro de los sectores productivos, una preocupación sustancial que no se vio atendida durante el año pasado y, precisamente por esa razón, la expectativa de reorientar las políticas en este año se centraba en el análisis del paquete 2020. 

La firma del tratado de libre comercio con los dos socios comerciales mexicanos, hoy TMEC, estaba en duda en un conflicto permanente que dirigió, con ánimo electoral y con importantes efectos para los republicanos en Estados Unidos, el presidente Trump, lo que mostró fue una falta de pericia y comprensión por la parte mexicana, que terminamos aceptando un tratado en el que poco o nada intervenimos en el diseño. 

Este año, los efectos de la pandemia del coronavirus mermaron las expectativas globales de crecimiento. Cada país ha intentado fórmulas distintas para el relanzamiento de sus economías, en las que la inversión y el comercio internacional constituyen un factor de primera importancia sobre el que se edifican las políticas de desarrollo nacional. En el caso mexicano, acompañando este proceso, tenemos una de las prioridades de la administración como lo es el desarrollo del sorteo denominado la rifa del avión. Con más de 70 mil muertes provocadas por el Covid-19, 10 mil más de la cifra que el subsecretario de Salud había estimado como catastrófica, la administración define que “la pandemia nos ha tratado bien”. 

Basar el crecimiento nacional en los resultados que comience a generar el TMEC, en la recepción de remesas (como si fuera una política económica de Estado), la austeridad, el ahorro y la honestidad, no perfilan un horizonte claro de recuperación de la economía. La activación de los sectores productivos constituye una importante base para la búsqueda de un equilibrio comercial, industrial, financiero y económico del país y respecto de los cuales no se ven signos alentadores. 

El proceso electoral de 2021 debería dejar espacio para que las autoridades federales proyecten un trabajo serio y profundo, buscando la recuperación de la economía que se encuentra en un momento estratégico para planear los equilibrios de los próximos años y no concentrarse en tener las mayorías en el proceso electoral del año próximo. 

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jl/I