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Quinto Patio

La recomendación que dio a conocer ayer la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) tras revisar los casos de 34 personas desaparecidas entre 2017 y 2019 dibujó la parálisis de la Fiscalía del Estado y del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF). En ese tema, ambas dependencias padecen minusvalía. Y es que, con números, testimonios, pelos y señales, la comisión presentó un panorama brutal. A lo mejor todavía más desolador de lo que muchos podrían creer. Que en ninguno de los casos (27 quejas) los ministerios públicos ni los peritos habían sido diligentes, eficaces ni eficientes. ¡Ups! 

Además, les mandó el documento a los titulares de cada una de las dependencias para ver si exhibiéndolos se ponen las pilas. Aunque, aclaremos, también la CEDHJ reconoció que les faltan recursos y por eso les sugirió que vayan a rogarle a los que aprueban el presupuesto para que les aumenten lo que necesiten para poder, aunque sea, cumplir con sus obligaciones: realizar pruebas genéticas, buscar a las personas, contactar a los familiares, rastrear a los desaparecedores...  Simplemente, lo que les toca. Su chamba. 

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La avenida Normalistas, en Guadalajara, se convirtió, al menos en la última semana, en un camino de terracería. Porque casi se necesita un auto 4x4 para pasar. Las obras inconclusas de la estación La Normal, de la nueva Línea 3, generan múltiples deslaves y, a su vez, la molestia generalizada entre vecinos, a quienes cuando no les llueve, les llovizna. 

Los problemas que ha generado esta obra ahora se traducen en piedras, lodo y tierra que ocasiona caídas de motociclistas y conatos de choques debido a las derrapadas de autos. Ninguna autoridad se ha presentado y es que, afirman vecinos, ni una palada han quitado ante la repetida inconformidad. ¿Y como ahí qué? 

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Los sistemas de transporte (peatonal, ciclista, transporte público, vehículos particulares, tren ligero, etcétera) deben integrarse para que se ofrezca a los usuarios mayor eficiencia. Si todo queda desunido, desarticulado o aislados uno de otro, el impacto no será favorable. Esto lo escuchamos decir a Yariel Salcedo, del Observatorio Ciudadano de Movilidad y Transporte. De no existir conectividad de la recién estrenada Línea 3 del Tren Ligero, ésta podría convertirse en un lastre para la movilidad. 

Bueno, siendo claros, la conectividad es una falla en el sistema de transporte y la Línea 3. Y es que, va un ejemplo que brinca a la vista hasta del más tuerto: no cuenta con ciclopuertos, y eso impacta en los transbordos y no apoya la economía de los usuarios ni que, como efecto secundario, hasta se ejerciten. No se fomentan, pues, transportes más ecológicos y alternativos como las biclas, para hacerle honor a que GDL es, a mucha honra, un pueblo bicicletero. 

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Y para continuar con el tema, resulta que miedo, desconfianza y molestia son sensaciones que abundan entre usuarios de la nueva Línea 3 del Tren Ligero. ¿Y por qué? Bueno, es que en este nuevo servicio parece que el que no cae, resbala. A menos de 15 días de su apertura, que fue buena noticia, les sucedieron las fallas, que han ido desde dejar personas atrapadas en un elevador, a otras en un vagón a más de 10 metros de altura y a medio camino, y la suspensión dobleteada del servicio. 

No faltará quien diga, “¡ay!, ¡exagerados!”. Pero vimos usuarios que están espantados, y hasta escuchamos a quienes imaginan que se pueden caer (es en serio), pues razonan que, si apenas a semana y media ya dio tales problemas, imaginemos cuando el tiempo haga sus estragos. Por ello, esta religiosa vecindad recomienda rezar una jaculatoria o la novena para que eso jamás suceda. 

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jl/I