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Ni que fuera rifa del avión

Tres padres de familia en medio de la bohemia después de hablar del fracaso de Chivas frente al América, de la terrible pérdida de empleo por la pandemia, de la falta de honestidad del actual gobierno federal, donde se roban lo robado en el Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado; del choque político entre EUA y China, de la migración, desigualdad y pobreza como otra pandemia social, del Frente Nacional AntiAMLO (Frenaaa) que crece, del posible regreso a clases hasta que las carcajadas llegaron cuando uno de ellos confesó haber comprado un boleto para la rifa del avión presidencial y que resultó otra burla nacional ante el veredicto de que el cachito no se había vendido… 

De pronto pasaron a un tema más positivo. Orgullosos, hablaron de sus hijos. El primero presumía del deporte y la formación humana; el otro, de los avances académicos y lo productiva que había resultado su hija. El primero no se dejaba y hablaba de los logros en negocios, de los novios y las novias. De pronto, uno de ellos expresa con cierta pena los grandes dolores de cabeza que le causa su hijo, que se había convertido en uno más de los nini que hay en México. 

Concluyó su tragedia con un suspiro y la frase: “Ni modo, así me salió mi hijo…”, se hizo un breve silencio, pero con la confianza que hay entre los amigos del alma y el atrevimiento que otorga haber bebido cinco Don Julio y tres rusos negros, uno de ellos le contestó con ironía y sarcasmo: “¡Cabrón, ni que fuera la rifa del avión presidencial!”, a lo que vinieron nuevamente las carcajadas y palmadas en la espalda. 

El amigo continuó la reflexión. “Recuerda que Marco Aurelio, en la película Gladiador, dijo que los fracasos de los hijos son el fracaso de un padre. Tu hijo es un adolescente y estás a tiempo de corregir lo que no hiciste cuando era niño”. 

“Exige su instrucción académica como prioridad. Ponle tareas en el hogar que lo lleven a ser un hombre limpio, ordenado, estructurado. Motiva a que haga deporte y tenga hábitos saludables. Muéstrale que la honorabilidad se construye con la práctica de valores universales. Enséñale que la disciplina no es obediencia, sino una constancia en los buenos actos y que ello lo llevará a una actitud triunfadora. Amalgama en tu hijo los elementos para dar carácter, confianza y firmeza. Finalmente, recuerda también que como una ciudad derribada y sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda, dice el libro de Proverbios… los hijos no son una rifa, son nuestro proyecto de vida más importante”. 

Los tres bohemios volvieron a beber en silencio su ruso negro. 

jl/I