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Despedida

Singularitas significa “singularidad” en latín. Elegí ese título inspirada en el avance de tendencias tecnológicas muy populares ahora como la inteligencia artificial, la robótica, el big data, etc. Para quienes no lo sepan, la singularidad tecnológica describe el supuesto momento en el que las máquinas serían más inteligentes que los humanos. Las consecuencias son impredecibles. 

Durante mucho tiempo, concentré la mayor parte de mi atención en temas alejados de la ciencia y sus aplicaciones. Sin embargo, mi relación con la tecnología y con la cultura digital ha sido una constante. 

Internet llegó a este país un año después de que yo llegué al mundo, por lo que atravesamos juntos la pubertad. Los recuerdos de mi adolescencia están llenos de páginas web, correos, chats, foros y torrents. Conocí cosas que de otra forma no hubiera encontrado. Soy parte de la primera generación que pasó su juventud frente a una pantalla y eso me convirtió en lo que soy ahora. 

“Tú te embelesas con la tecnología”, fue una observación que me hicieron alguna vez en la preparatoria. Ahora, supongo, es moneda común. 

El gusto por la ciencia llegó a mi vida mucho más tarde, no a través de las matemáticas, la física o la biología, sino por los caminos de la filosofía. 

¿Por qué nadie me dijo que la historia de la ciencia era tan fascinante? Bueno, más vale tarde que nunca, supongo. Viví mucho tiempo sin reflexionar sobre el impacto de los avances científicos y las transformaciones tecnológicas en la sociedad, pero ya no hay marcha atrás. 

Con esta última columna, me despido no sin antes agradecer a todo el equipo de El Diario NTR Guadalajara que lo hizo posible. 

Antes, debo admitir que todavía me embeleso con la tecnología y ahora también, con la ciencia. Me preocupan los obstáculos que enfrentamos para su avance, pero también me inquieta el endiosamiento acrítico: la fe ciega en sus posibilidades, la desvalorización de lo humano y el ocultamiento de intereses políticos y económicos perversos. 

Los invito a seguirles la pista a estas discusiones fascinantes. La ciencia y la tecnología deben ser democráticas y estar circunscritas por límites éticos, no nos olvidemos de ello. No hay peor escenario que esperar cruzados de brazos la llegada de la singularidad. 

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jl/I