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Epidemia 2.0

Aún no se logra superar la primera etapa y ya se anuncia la segunda oleada de la epidemia de Covid-19. Cuando termine octubre estaremos cumpliendo 230 días de que, tanto el gobierno federal como los estatales, decretaron el confinamiento, la sana distancia, el uso del cubrebocas o mascarilla, y el lavado continuo de manos. 

Desde luego, ninguna de estas medidas es curativa ni exime completamente del riesgo del contagio. Sólo son medidas de precaución para evitar una peor propagación del virus y que debido a ello se vean colapsados los hospitales en tanto no exista y esté disponible la vacuna que, se supone, sí podría contener al virus. 

Así las cosas, todas las esperanzas están puestas en que lo más pronto posible estén disponibles en el mundo la o las vacunas contra este virus, que ha evidenciado la vulnerabilidad en que este sistema, a través de las formas de vida que impone, tipo de alimentos que produce y destrucción de la naturaleza, ha puesto a los cuerpos humanos. 

Desde luego la responsabilidad social también es muy alta en tanto que, por ejemplo, en México a pesar de que sabemos que tomar bebidas embotelladas, como la Coca-Cola, nada aporta a nuestra salud, se siguen consumiendo en cantidades industriales. 

Los saborizantes de estas bebidas han colonizado el paladar y alterado el gusto de millones de personas, y por ello las prefieren a las aguas de frutas naturales. Por su parte, los gobiernos, a través de las instituciones de salud, sabiendo lo mismo de ellas como de la comida chatarra, no las prohíben y ni siquiera ponen obstáculos a su distribución y venta. Tampoco han querido o podido hacer que coloquen en sus etiquetas la información verídica de lo que contienen y los posibles riesgos que implica su consumo, como sí se hace en las cajetillas de cigarros.  

Sabemos que el libre mercado y el capital no tienen límites. Esa es su naturaleza. Evidentemente, el Estado y los gobiernos tampoco están preocupados por ello. Estos sólo se concentran en mantener a flote la economía, pero negando y ocultando que mantener la economía a flote, sin cambios sustantivos, significa justamente continuar con el consumo y destrucción que ha debilitado los sistemas inmunes de las personas. 

Ante tal escenario, la pregunta es: ¿en algún momento la sociedad construirá la capacidad para poner límites tanto al mercado, al capital como al Estado? 

Los contagios y los fallecimientos por Covid-19, junto con las otras múltiples causas de muerte, se mantienen en grados considerables en México y el mundo. De hecho, en Europa el rebrote parece igual o más fuerte que la primera etapa, y en ella los jóvenes están siendo muy afectados. 

En nuestras geografías, los gobernantes dicen que les queda claro que viene el rebrote y que durante el invierno que se acerca se juntará con la influenza. Como ya lo hizo con el dengue. Ante tal evidencia, sin embargo, los gobernantes siguen priorizando el cuidado de la economía antes que la salud y la vida de quienes no pueden quedarse en casa. 

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jl/I