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La moneda está en el aire: elecciones en EUA

Hoy es día electoral en los Estados Unidos y, como pocas veces en la historia reciente del país vecino, la intención de participación de la ciudadanía norteamericana se ve con gran intensidad. Los propósitos de emitir el voto se traducen, por ejemplo, en más de 91 millones de votos ya presentados por la circunstancia específica de la pandemia, que definió una fórmula ya existente pero no en los niveles de lo que se presenta en este momento, es decir, del voto anticipado emitido por correo. 

La ley electoral en Estados Unidos no permite realizar el conteo anticipado de votos sino hasta la jornada de hoy martes, en la que, sin duda, se tendrá una estimación de la tendencia del voto, pero no necesariamente el resultado final. 

Las encuestas colocan en una posición privilegiada a Joe Biden, candidato demócrata que representa la antípoda del republicano Donald Trump, que hace cuatro años, de manera hábil, logró captar, en el momento menos pensado, un triunfo sobre la candidata demócrata Hillary Clinton. Hoy, como hace cuatro años, las preferencias electorales declaradas por los electores norteamericanos registraban una ligera ventaja en favor de la demócrata, sin embargo, no se estimaba la peculiaridad del sistema norteamericano, que para la votación de presidente y vicepresidente no se realiza por voto popular sino por el Colegio Electoral. En efecto, se trata de lo que podría considerarse una votación indirecta por parte de los ciudadanos y cada estado cuenta un número de electores o delegados en el Colegio Electoral. Se trata de obtener 270 votos de 538 delegados o electores que conforman el Colegio Electoral. 

Hace cuatro años, Donald Trump que nunca fue un desconocido, comediante y artista de televisión, además de agente inmobiliario, no mostraba un plan ordinario sino estrategias de venta y publicidad contra un esquema más ortodoxo y rígido que proponían los demócratas. Trump se deshizo de los otros candidatos republicanos, los senadores Ted Cruz y Marco Rubio y quedó frente a los demócratas con una candidata con una vida en participación política, pero con modelos y estructuras que no lograron vencer a su oponente. 

En cuatro años, los ciudadanos y los electores (del Colegio Electoral) han conocido al personaje en su gestión como presidente. El lanzamiento de su lema Make America great again (Hacer de nuevo grande a Estados Unidos), obtuvo muchas simpatías de republicanos y no republicanos, porque se trataba de una versión proteccionista en que, de acuerdo con el imaginario social, se podría reconstruir un modelo de Estados Unidos poderoso y centrado hacia sí mismo. La frase producto de un populismo desmesurado, prometía reconstruir los modelos económicos proteccionistas que, paradójicamente, los propios Estados Unidos desecharon a través de la implantación, décadas antes, en la globalización económica y la desterritorialización de la economía. 

Los resultados de este intento de aislamiento internacional no han generado ni lejanamente las expectativas norteamericanas. El abordaje de la pandemia ha resultado en niveles altamente cuestionados por propios y extraños, y sus resultados sanitarios y económicos sumamente refutados, y el desempeño económico, en general, no ha tenido uno sólo de los efectos prometidos. 

Donald Trump es un actor político ya ampliamente reconocido en el ambiente electoral. Sus estrategias de manejo del Colegio Electoral se confrontarán con las propias que los demócratas pondrán en funcionamiento. Joe Biden se presenta como el candidato con mejores posibilidades de obtener los 270 votos, sin embargo, la predictibilidad de reacción del Colegio Electoral nunca ha tenido una certidumbre confiable. 56 delegados constituyen el péndulo en intención de voto definido, Michigan, Wisconsin, Minnesota y Pensilvania, que han sido hasta ahora los más etéreos. 

La moneda está en el aire. 

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