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Rayos cósmicos

“Cuando el camión cargado con Compton y sus cajas de instrumentos llegó a la puerta del monasterio fue detenido por dos soldados mexicanos, que querían inspeccionar el equipaje” 

George Gamow, Biografía de la Física, Alianza Editorial, Madrid (1980), p. 299 

 

Si hay un tema entrañable en cuanto a la historia de las ciencias físicas en México ese sin duda es el de los rayos cósmicos, muy presente desde el inicio de la física profesional en nuestro país y fuente de curiosas anécdotas. 

Una de ella es la rescatada por el físico y excelso divulgador de la ciencia George Gamow (1904-1968), quien nos relata las peripecias experimentadas por Arthur H. Compton (1892-1962) en el transcurso de su expedición de agosto de 1932 a México para investigar el efecto de la latitud en la distribución de los rayos cósmicos. 

Entonces el Nobel de Física en 1927 “fue detenido y tuvo que esperar varias horas en la comisaría de policía antes de que las llamadas telefónicas a la Embajada de los Estados Unidos en la capital mejicana zanjasen la cuestión”, según consigna Gamow.  

Las autoridades mexicanas pensaban que el plomo de los instrumentos podía utilizarse para hacer balas.  

Escriben G. Mateos y A. Minor en la Revista Mexicana de Física E (59, 2010, p. 149) que “para organizar su viaje por México, Compton contactó a Manuel Sandoval Vallarta, quien le recomendó sitios apropiados para tomar las medidas de rayos cósmicos”. 

Precisamente el nieto del liberal Ignacio L. Vallarta hizo aportaciones importantes en la elucidación de la naturaleza de los rayos cósmicos. 

Si bien el tema de la muy energética radiación que se presumía de origen espacial inició con los experimentos del austriaco Victor Franz Hess entre 1911 y 1912, fue hasta 1925 cuando Robert Andrews Millikan (1868-1953) la bautizó en una charla en la National Academy of Sciences en Madison, Wisconsin, en la edición de noviembre de 1925 la revista Science (pp. 461-462) publicó una nota titulada Millikan Rays, en la cual se menciona que “encontró rayos salvajes más poderosos y penetrantes que cualquier otro que haya sido domesticado o terrestrializado”. 

En la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) se conserva el pabellón de rayos cósmicos diseñado y construido en 1951 por Félix Candela. 

Twitter: @durrutydealba

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