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Harris, sin precedente

Kamala Harris llegó a la Vicepresidencia de Estados Unidos marcando de por sí un hecho histórico, pues es la primera mujer en ocupar este cargo. Además, tiene raíces afroamericanas; su padre es de procedencia jamaiquina y su madre, de la India. Se desarrolló en el estado de California, que se distingue por tener gran cantidad de migrantes latinos y, en especial, mexicanos. Ahí fue senadora y la primera mujer fiscal general. 

En el periodo pasado, los estadounidenses vieron a un hombre negro ocupar la Presidencia. Ahora, a una mujer negra como vicepresidente; para ellos es parte de la normalidad, cuando hace unas décadas los hombres de color tenían que subir a camiones de transporte público especiales y se les negaba asistir a la universidad, por lo que luchaban junto a Martin Luther King contra la discriminación racial. 

Harris dirigió su primer discurso a niños y jóvenes: “Nuestro país, sin importar género, les manda un claro mensaje: sueñen ambiciosamente, sean líderes con convicción y véanse a sí mismos como quizás otros no los ven; los aplaudiremos en cada paso que den por el camino”. 

Kamala es una mujer que estará ocupada en la educación del país, principalmente por los menos favorecidos. No es casualidad que tenga el carácter, el temperamento y la preparación para llegar a la Casa Blanca y aún más lejos. Su padre, Donald J. Harris, a los 24 años ya estudiaba un doctorado en la Universidad de California habiendo llegado de Jamaica, un negro que en los años 60 rompía ya paradigmas raciales y educativos. 

Su madre, Shymala Gopalan, vestía un sari, usaba sandalias y estudiaba un postrado en ciencias en la misma universidad. Ambos provenientes de colonias inglesas y habiendo sufrido el efecto de ser extranjeros, se convirtieron en líderes del movimiento por los derechos civiles. La formación de Kamala está vinculada a una familia que se preocupó por una extensa cultura y un fuerte rigor académico, con un amplio sentido de lucha por la justicia, el respeto, el amor a la humanidad, los derechos civiles, la libertad de pensamiento y culto, y muchos otros conceptos que debiéramos hacer nuestros en este mundo globalizado y tan variado. 

Se espera que esta enorme mujer autora de tres libros –entre ellos, uno infantil– enfoque sus energías en transformar la educación en nuestro país vecino y, por tanto, el apoyo a los latinos, y con ello la educación de los jóvenes migrantes mexicanos se vea beneficiada. 

Habrá que seguir de cerca a Harris, quien puede acelerar el futuro de la educación global porque ya ha dado muestras de reformas a la ley donde no le tiembla la mano cuando de transformar se trata. Maestros, padres y madres de familia deberíamos leer sobre este personaje que aportará mucho a la humanidad y cuya proyección puede llegar tan lejos que se convierta en una figura enorme, a un lado de los grandes pensadores y filósofos. 

jl/I