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Un callejón sin salida

Más de 100 personas. Alguna vez estuvieron al lado de alguien que los amaba. Seguramente tuvieron sueños y planes. Es muy probable que alguien los esté buscando, que alguien pase noches en vela porque desconoce su paradero. Ahora forman parte de un montón de restos humanos encontrados en El Salto y también de una realidad que ha rebasado nuestra capacidad de entender qué sucede en Jalisco. 

En el informe que presentó el 7 de octubre la Comisión Nacional de Búsqueda, Jalisco aparece como la entidad con más personas desaparecidas en los últimos dos años, pero, además, en el nada honroso primer lugar en cuerpos rescatados de fosas clandestinas. 

Según las autoridades federales, en un corte hasta septiembre de este año se habían encontrado en el país más de 4 mil fosas clandestinas, de las que se han exhumado cerca de 7 mil personas. De estas, 897 correspondían a Jalisco. 

La entidad es la sede principal de Cártel Jalisco Nueva Generación, por lo que podría entenderse de una manera simplista que eso ha provocado el aumento de la violencia en los últimos años y, además, que esa violencia se ha recrudecido. Pero esto no es más que una lectura ligera sobre lo que vivimos. 

Lo que no tenemos son explicaciones de las autoridades ni señales de que se tenga un plan de acción o de coordinación para encontrar una salida. 

Las fosas clandestinas han sido halladas lo mismo en lugares alejados que en zonas densamente pobladas, lo que quiere decir que quienes han asesinado y enterrado clandestinamente esos cuerpos lo han hecho moviéndose con total impunidad y sin miedo a ser descubiertos. 

Hasta ahora, el argumento del gobierno del estado ha sido que las fosas clandestinas han sido descubiertas porque se busca a los desaparecidos y las investigaciones han llevado a su localización. Pero más allá de la exhumación de cuerpos o de restos óseos no hay respuestas a la grave situación del estado y menos un cruce de información con las personas que son buscadas. 

Personal del Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses señala que la exhumación de restos óseos se ha convertido en otra tragedia, pues no se ha encontrado una manera de identificación. Es ahora una tarea titánica. 

Porque los cuerpos son rescatados de las fosas clandestinas y llevados al forense, sin ningún dato previo que ayude a su identificación e incluso con clasificaciones que complican el trabajo pericial, ante la falta de capacitación para exhumar y trasladar los restos. 

Es aquí en donde está la razón del incremento en los cuerpos acumulados en el IJCF que, según el último informe del Instituto de Información Estadística y Geográfica del Estado, se acerca a los 2 mil. En la peor crisis de la administración estatal anterior, cuando se tuvieron que rentar los llamados tráileres de la muerte, los cuerpos acumulados eran alrededor de 800. 

El problema mayor lo ha representado la exhumación de “secciones anatómicas y restos óseos”, pues tendrían que realizarse pruebas a cada fracción para lograr identificar las que pertenecieron a una misma persona; sin embargo, la capacidad del personal y la tecnología de que se dispone en Jalisco no lo permiten. 

A pesar de todo lo anterior, las autoridades se han negado a aceptar que Jalisco vive una crisis forense, sin contar las cuentas alegres que el gobierno del estado hace en torno a la supuesta comisión de delitos en Jalisco. 

Las fosas clandestinas son sin duda en este momento el problema más doloroso del estado y las familias de los desaparecidos se merecen que el tema no sólo sea administrado, sino que empiecen a llegar las respuestas y que la información sea procesada de manera seria para identificar al mayor número posible. 

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jl/I