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La crítica política, ¿quién y desde dónde la ejerce?

Las críticas políticas vuelan diario en las redes sociales y medios de comunicación. Aunque en realidad no existe un lugar en el que no escuchemos o leamos opiniones que cuestionan tal o cual hecho político. Hacerlo es un derecho. Abona a nuestra libertad de expresión. La crítica tiene muchas ventajas, como señalar fallas en políticas públicas o explicar situaciones que por su complejidad demandan una mirada profunda, entre otras posibles razones. Las críticas son parte del juego democrático. Las críticas sobre temas que afectan a la vida pública son un acto político irrenunciable. 

Ahora, las críticas pueden clasificarse. En principio están las que no merecen considerarse como tales, al carecer de fundamentación, en un abanico que se extiende por las que no tienen suficientes razonamientos hasta llegar a las que cuentan con un sólido sustento. Las primeras pueden partir de prejuicios arraigados, desconocimiento de lo que se critica, vivencias personales desafortunadas que se generalizan, malestares emocionales que se vomitan, de confundir los ataques con las críticas, de basarse en dogmas o creencias que son corsés mentales, recurrir a opiniones ligeras que miran la superficie de un tema, reducir los comentarios a calificativos que enlodan o que son parte de campañas sucias que se orquestan desde la oscuridad, como sucede actualmente, por mencionar algunas de las probables razones. 

Otras críticas no presentan suficiente soporte o bien parten de buenos cimientos, de argumentos serios y explicitados, de información que sustenta el enfoque, de evidencias de lo que se afirma, con argumentación estructurada, por ejemplo. 

De ahí que podríamos preguntarnos si la crítica política analizada tiene o no fundamentos. Lo segundo podría ser, ¿quién hace la crítica y desde dónde la hace? No es lo mismo cuestionar o no desde el poder político, económico, religioso o de cualquier otro espacio o círculos en que intervienen las cúpulas. Hacerlo a partir de una posición encumbrada tiene efectos diferentes a hacerlo como un ciudadano común, por ejemplo. Además, desde la cima del poder se reproducen velozmente sus percepciones, promovidas con mayores recursos económicos, tecnológicos y humanos, y por sus vínculos con otros círculos. 

Es importante y necesaria la crítica política a los poderosos, quienes suelen tener su propio espejito, espejito, que les retroalimenta su ego, poder y decisiones, por más cuestionables que resulten sus acciones y declaraciones. 

Habrá que considerar el perfil de quienes hacen crítica política. ¿Es anónimo? ¿Es un opositor a quién o a qué? ¿Respalda qué o a quiénes? ¿Es analista profesional? ¿Qué estudios, experiencias, respaldan lo que afirma? ¿Pertenece a cuál o cuáles agrupaciones políticas, sindicales, religiosas, empresariales, espacios, etcétera? Es decir, qué historial político y profesional tienen detrás. 

Las críticas políticas son parte de un sistema comunicacional, insertas en el debate ideológico presente en la esfera pública y ligadas a los reacomodos del poder político. 

Sin incluir cómo se argumenta, ¿a quiénes o a qué causa, meta, intereses, beneficia esa crítica? ¿A qué partido, grupo de poder, institución, personaje, ideología, etcétera? También, desde cuál visión de clase social se formula la crítica. ¿Desde la cúpula del poder económico o con ideologías afines, o no es así? Las clases sociales tienen diferentes perspectivas y vivencias. ¿Quién opina sobre el outsourcing y en qué sentido?, por ejemplo. ¿La crítica desde la clase social a la que se pertenece abona a mantener qué situación, a reducirla o a modificarla? 

Aprender a revisar y formular críticas políticas tendría que ser parte de la formación y el debate democrático. 

Twitter: @SergioRenedDios

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