INICIO > OPINION
A-  | A  | A+

¿Cómo los países nórdicos? Incongruencia en salud: 4T

Decir una cosa y hacer otra es la práctica cotidiana del presidente. Cuando afirmó en abril del año: “… Vamos a tener un servicio de salud igual que el de los países nórdicos”, parece que jamás reparó en quiénes son estos países y lo que ocurre con su sistema de salud. Nunca se enteró, por ejemplo, que Noruega, Dinamarca, Suecia y Finlandia invierten entre 14 y 29 veces más en salud por habitante que México. 

Como siempre, el dicho del presidente, “primero los pobres”, no se ve reflejado por ningún lado en cuanto a salud se refiere en el presupuesto de egresos de este año y mucho menos en el presupuesto del siguiente. El Insabi invertirá en 2021 algo así como 2 mil 600 pesos por paciente cubierto al año (que provienen de los sectores más vulnerables) frente a la inversión de Noruega por paciente cubierto al año, que es de 144 mil 220 pesos, o Suecia, que destina 103 mil 278 o Dinamarca, que invierte 107 mil 985, o Finlandia, con 73 mil 287 pesos. Así que entre el dicho del presidente y su actuar, como siempre, existe una enorme incongruencia. Incluso, para confirmar esto, el extinto Seguro Popular invertía al año por paciente cubierto 33 por ciento más (3 mil 607 pesos) que el Insabi. 

Por otra parte, si algo caracteriza a los sistemas de salud de los países nórdicos es que son altamente descentralizados, es decir, al interior de cada uno de estos países (con excepción de Noruega), el ejercicio de recursos y las decisiones sobre las prácticas médicas necesarias se dan en el primer nivel de gobierno, en los espacios de encuentro entre médicos y pacientes. Mientras que en México no sólo tenemos el presupuesto per cápita más bajo en salud de la OCDE, sino que en tiempos de la 4T vivimos un conservadurismo centralizador que concentra de forma excesiva los recursos y las decisiones (fenómenos característicos de países gobernados por la derecha). 

Por si fuera poco, el presidente pareciera descubrir el agua hervida cuando dice que la salud es un derecho humano; se tendría que enterar que el artículo cuarto constitucional fue modificado en 2011 para armonizar las garantías previstas en la Constitución con los derechos humanos reconocidos por los instrumentos internacionales de los cuales México forma parte. Y más aún, el presidente ignora que desde ese año el artículo cuarto constitucional no sólo habla del qué, sino del cómo, es decir, señala que para que el derecho a la salud se materialice debe existir el acceso. Y el acceso no se entiende sin la infraestructura y el personal necesarios. En Finlandia, por ejemplo, existen disponibles 4.4 camas de hospital y 3.81 médicos por cada mil habitantes o Noruega, donde tienen 3.8 camas de hospital y 4.63 médicos por cada mil habitantes. En México disponemos de 1.5 camas de hospital y 2.25 médicos por cada mil habitantes. 

Peor aún, en lo que va de esta administración, en mitad de la gravísima pandemia, el presidente ni siquiera ha volteado a ver los hospitales que reiteradamente señala como abandonados por las administraciones federales pasadas ni ha construido nuevas unidades hospitalarias como parte de la infraestructura que debe dar soporte al acceso pleno y amplio a la salud. En el colmo, ni siquiera ha regularizado la situación laboral de los médicos contratados por el Insabi, quienes cada dos o tres meses protestan por retrasos en pagos y por las precarizadas condiciones laborales a las que son sometidos. 

Así, en salud, en tiempos de la 4T las mentiras e incongruencias abundan y los pobres no son primero. 

[email protected]

jl/I