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Volver no debe ser voluntario

El gobernador Enrique Alfaro y el secretario de Educación, Juan Carlos Flores Miramontes, han dado a conocer la posibilidad de regresar a clases el 25 de enero. Los municipios que no presenten riesgo de contagio podrán trabajar a 100 por ciento de matrícula; las que estén en riesgo, a 50. También habrá modalidades para trabajar alternadamente lunes y miércoles, o martes y jueves, con el viernes para evaluaciones y clases a distancia, además de jornadas reducidas y recreos escalonados. 

El magisterio regresa de vacaciones el 7 de enero y el 11, los alumnos, a clases, y se hará un análisis para determinar las condiciones de la pandemia para luego trabajar en consejos técnicos para acondicionar aulas y capacitar docentes en medidas de seguridad. Se espera que para entonces los maestros estén vacunados. 

También se determinó que será voluntario para alumnos y familias el regreso al aula. Seguro en ese momento habrá más de un millón 200 mil casos confirmados y 110 mil fallecidos en México. Jalisco sigue en semáforo naranja, con 120 mil casos confirmados. Se pronostican temperaturas congelantes en el país, lo que hará que el virus se propague. La ciudadanía no pone de su parte para aislarse y las fiestas decembrinas traerán probablemente un nuevo pico de infección. 

Dejar en libertad de asistir o no al aula sin ninguna consecuencia y con el virus de por medio poniendo en riesgo a la comunidad, no por la escuela sino por la movilidad que se incrementará, no me permite tener una visión alentadora a tan corta fecha. 

Los colegios particulares han visto disminuida su matrícula y, con ello, sus ingresos. Los docentes han disminuido salarios y los colegios han tenido que despedir personal. En la escuela oficial ha sido lo contrario: aumento de la demanda y los maestros han estado protegidos salarialmente. Coincidimos con la expresión de Alfaro de que “nuestros niños y jóvenes no aguantan más alejados de las escuelas”, pero se requerirá de mucha autoridad, carácter y decisión para marcar con determinación el regreso a clases de una manera segura, estructurada, disciplinada y no voluntaria. 

Una acertada decisión sería permitir que las escuelas particulares fueran las primeras en volver a manera de prueba poniendo condiciones que permitieran medir el regreso a las aulas para posteriormente aprender, evaluar y extender las medidas a las escuelas oficiales. La nueva realidad implicará en los siguientes dos años, aunque exista una vacuna, tomar precauciones y también riesgos. El mundo aprendió a vivir, negociar, comercializar, producir y consumir de diferente manera y la escuela también debe evolucionar. 

jl/I