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Adultos mayores enfermos y pobres, inermes ante el virus

Los clientes que deseaban ingresar al supermercado de una plaza comercial esperaban formados su turno, este sábado. En el ingreso, la encargada de seguridad discutía con una señora que, al mostrar su credencial de elector, reveló que rebasaba los 60 años de edad. No se le permitía el acceso. 

–Ustedes están equivocados. Necesito entrar–, argumentaba la clienta. 

–Señora, por su seguridad, no pueden entrar los mayores de 60 años–, le respondía quien, de pie, uniformada, termómetro digital en mano, le impedía el paso. 

–Oiga, mi marido no puede caminar. Somos pensionados, estamos solos y vengo cada mes a comprar la despensa. 

Sus argumentos no conmovieron. Se le impidió entrar al supermercado. La mujer se salió molesta de la fila. Lo irónico es que quien autorizaba o negaba el acceso también rebasaba los 60 años. Otros adultos mayores abandonaron la hilera y dejaron los carritos. “Soy adulta y puedo decidir por mí misma”, dijo otra clienta. Tampoco entró. 

Impedir la entrada a los adultos mayores a estos y otros lugares como tianguis, mercados, negocios, tiendas departamentales o plazas, sin duda es para protegerlos y prevenir un posible contagio de coronavirus. Este sábado la Secretaría de Salud Jalisco (SSJ) exhortó a la población, especialmente a los adultos mayores de 60 años, a extremar precauciones contra el Covid-19, “ya que en este grupo etario es donde se concentra la mayor cantidad de defunciones por la enfermedad”. De las 6 mil 999 defunciones registradas en Jalisco asociadas al Covid-19, añadió, 68.2 por ciento corresponden a adultos mayores de 60 años, es decir, 4 mil 778 decesos. 

En el periódico oficial El Estado de Jalisco, el acuerdo emitido por el gobernador Enrique Alfaro señala: “Se recomienda a toda persona mayor de 60 años de edad, en estado de embarazo o puerperio inmediato, o con diagnóstico de hipertensión arterial, diabetes mellitus, enfermedad cardíaca o pulmonar crónicas, inmunosupresión (adquirida o provocada), así como insuficiencia renal o hepática, cumplir de manera estricta y sin excepción con el resguardo domiciliario corresponsable”. 

Restringirlos sin darles alternativas o apoyos por la pandemia coloca más contra la pared a los adultos mayores de Jalisco y el resto del país. Si además de rebasar los seis decenios de edad, son pobres y están enfermos, su situación empeora. Contagiarse, sumar el virus, los acerca a la muerte. Son más vulnerables. Añadamos que buena parte viven solos, porque no tienen pareja o enviudaron o, si procrearon hijos, abundan las historias en que estos los abandonaron. Los que tienen pensión, que no son de la élite de ex funcionarios públicos que en nuestro estado cobran arriba de 100 mil o hasta más de 150 mil mensuales, sobreviven a duras penas; los que no, difícilmente sobreviven. 

El término anciano se usa de manera despectiva. Es sinónimo de estar acabado o inservible. A los mayores de 60 años se les discrimina. Si buscan empleo, es casi imposible que lo encuentren. Y más cuando por la pandemia se perdieron numerosas fuentes de trabajo. El discurso oficial considera irreversibles a las que llama enfermedades crónico-degenerativas (reconocimiento de que vencen a la medicina moderna), y les coloca encima una lápida lingüística. Pareciera que no tienen escapatoria. Los que sirvieron a la sociedad no gozan de paz, salud, economía estable o un futuro digno. Hay excepciones clasemedieras o de la clase alta, pero son eso, excepciones. 

Que sean prioridad para aplicarles la vacuna anticovid-19 es solo una esperanza. Pero sin la solidaridad familiar, social o gubernamental difícilmente resisten. Urge revisar y reforzar políticas públicas hacia quienes, en otras culturas, se les respeta y apoya, en un acto de justicia y humanismo. 

Twitter: @SergioRenedDios

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