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Juego de la simulación

Si normalmente los políticos simulan, ahora que es tiempo electoral vemos que lo hacen descaradamente y con facilidad. Es el juego de la simulación. 

En este supuesto están los políticos chapulines que por querer brincar a otro cargo público descuidan el actual y simulan que trabajan, cuando en realidad están haciendo actividades ajenas y hasta de campaña. 

Las redes sociales lo están evidenciado o comprobando, porque si hay dudas de que es lo están haciendo sólo hay que ver su línea de tiempo y se notará la duplicidad de actividades, y en ocasiones ajenas a su cargo público. Se nota que están más interesados en el trabajo electoral político que en su desempeño en el cargo público. 

En esta semana fue notorio ver a los regidores, a los diputados y hasta los funcionarios estatales realizando actividades en ambos bandos, y muy pocos, hasta los podemos contar con los dedos de una mano, decidieron preventivamente pedir licencia al cargo para poder andar en precampaña y que no hubiera malos entendidos. Esta vía es la única que evita el juego de la simulación y transparenta su actuar. 

Aún no es tiempo de candidatos porque estamos en las precampañas, empero ya comenzó el juego y hay que estar al pendiente de cómo lo hacen. 

Es penoso ver cómo están presentes en alguna reunión de su cargo público y a los minutos ya se encuentran en otra reunión de su cargo partidista o de su interés electoral; bastan sólo unos minutos para cambiar de cachucha. Siguen cobrando su salario del erario y no hay nadie y ninguna herramienta que permita verificar que están cumpliendo con su trabajo de tiempo completo o si solamente le dedican algunas horas. Inclusive ni sus jefes van a evidenciarlos debido a que están en el mismo barco político. 

Lo único que queda en estos casos es el balconeó público en redes sociales donde se exhibe cuando logran el don de la ubicuidad o que están realizando actividad partidista o electoral en horario laboral, o quizás como una organización civil recientemente anunció, que se debería revisar con un microscopio su actuar en el cargo público para saber si en realidad cumplen sus promesas o lo que han hecho; sería la única forma de pedir el voto para otro puesto público. 

Aquí también hay que señalar a los que desarrollan alguna función en alguna dependencia o dirección y de repente, sin concluir su período, cambian de cachucha a otro encargo opuesto totalmente al que estaban realizando como si fueran todólogos. Esto sólo evidencia que hay un reacomodo de las piezas de ajedrez de los partidos políticos para seguir manteniendo el control y moviéndolas de acuerdo con sus intereses propios y no respondiendo a los de la sociedad. 

El ejemplo más reciente fue el de ayer con los movimientos que hizo el gobierno estatal, el cual sin dar explicaciones salieron personas y entraron otras en responsabilidades de alto rango por las aspiraciones políticas y los movimientos electorales. 

Quizás pronto estos anuncios de movimientos en el organigrama se darán en otros ayuntamientos o poderes, porque estamos en tiempo electoral y habrá muchos movimientos de aquí a marzo y luego habrá otros después de las elecciones en junio porque quizás quieran regresar a sus puestos si es que perdieron. 

El juego de la simulación hay que leerlo y evitar que nos engañen. 

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jl/I