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El gaaas

El congelamiento de los ductos de gas natural en Texas puso en evidencia la fuerte dependencia que tenemos en México de este recurso para generar energía eléctrica. A Estados Unidos le compramos 90 por ciento del gas natural que necesitamos para producir 60 por ciento de energía eléctrica que se consume en el país. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) es el principal cliente del oleoducto Nueva Era para trasladar el gas que compra en Texas para abastecer dos centrales eléctricas y la red de distribución en Monterrey. 

Hasta 4.77 millones de usuarios nacionales se vieron afectados por los apagones el lunes 15 por la mañana, pero de acuerdo con lo declarado por el presidente, la electricidad se restableció completamente el miércoles 17 por la tarde. 

A todos nos sorprende que no se extraiga suficiente gas natural en México, cuando aquí tenemos el recurso. Pocos sabemos que hace 10 años sólo importábamos 32 por ciento de gas seco y que la producción nacional se ha reducido en 47 por ciento, lo que ha reforzado nuestra dependencia. 

Todos los expertos ponderan el potencial existente en el sureste del país y en la Cuenca de Burgos, principal provincia productora de gas de México, pero ahí está sin aprovechar, con una superficie de 73 mil 800 kilómetros cuadrados, con 650 de largo, que va desde Piedras Negras, Coahuila, el norte de Nuevo León y se extiende hasta la plataforma continental, en la costa en el sur de Tamaulipas (Atlas geológico Cuencas Sabinas-Burgos, Comisión Nacional de Hidrocarburos S/F). Hoy es un territorio abandonado, mientras crece la presión sobre las autoridades para contratar energías limpias a otros países que han desarrollado nuevas tecnologías. En México exigimos una solución hoy sin haber desarrollado las condiciones para el abasto nacional de gas. No contamos con una estrategia, un plan de transición energética para desarrollar la producción propia ni para explotar los recursos que ahora tenemos y aún pueden ser útiles, mientras se trabaja en el aprovechamiento y generación de energías limpias. 

A la base de las críticas hay fuertes contradicciones, los más radicales piden cuentas de por qué no extraemos suficiente gas natural; se les olvida que se ha apostado por disminuir la producción de gas para la generación de energía aprovechando el gas que tenemos, y como consecuencia se han abandonado las instalaciones de la CFE. Se argumenta que los precios internacionales hacen poco rentable mantener actividades de extracción y la infraestructura, por lo que se ha optado por importar el gas que necesitamos. Entonces la crítica pierde fuerza; es necesario no sólo pensar en el corto plazo, pero la visión de largo plazo ha de resolver la crisis actual, contar con planes de emergencia para situaciones de emergencia como la actual y disminuir la dependencia de un solo proveedor, mientras se trabaja en una apuesta consistente con vistas al futuro. 

Se impone el diseño de una estrategia para aprovechar los recursos e infraestructura existentes y un plan progresivo de transición energética, en el que se apueste por la generación de energías limpias: solar, eólica, hidráulica y fotovoltaica, promoviendo inversión público-privada en el sector, bajo condiciones que atraigan a los inversionistas, pero que también sean convenientes para México. 

*Profesor investigador del ITESO 

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jl/I