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El engaño en el ENARM

Hace algún tiempo se suscitó un escándalo por los fraudes cometidos año tras año en la organización y presentación del Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM).

Los exámenes se vendían días antes de su aplicación otorgando una ventaja indebida a quienes los compraban.

Sin embargo, este año el engaño ha corrido a cargo de las propias autoridades de la Secretaría de Salud, quienes de forma acrítica se dejaron envolver por las irresponsables y demagógicas declaraciones presidenciales para duplicar sólo en el papel el número de aspirantes aceptados a una residencia médica, sin realizar las necesarias acciones tendientes a la ampliación de la cantidad de campos clínicos disponibles ni al fortalecimiento de los existentes, a fin de atender, cómo es debido, las expectativas generadas entre los aspirantes.

Además, el gobierno se comprometió a que durante la actual edición se abrirían mil 600 lugares para realizar la residencia en Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina o Cuba. En previsión de que no habría cupo suficiente en México para las casi 19 mil nuevas posiciones.

Desde el momento mismo de la declaración, quienes conocen el ámbito profesional y académico de la medicina, advirtieron la profunda ignorancia presidencial (y la escandalosa sumisión de los funcionarios de Salud) acerca de los requisitos que cada país impone para la aceptación de estudiantes extranjeros y las condiciones del manejo de su sistema de formación de recursos humanos en salud.

Acreditar los conocimientos y la formación necesarios para acudir a países como Estados Unidos, Canadá o Australia para realizar una residencia de especialización en medicina es un proceso caro, que tiene múltiples etapas, que lleva tiempo y sobre todo que nada de esto puede obviarse a partir sólo de la presentación y aprobación del ENARM en México.

La realidad, como siempre, puso al presidente y a sus complacientes funcionarios en su lugar. Ningún país, excepto Cuba, aceptará este año a estudiantes mexicanos para realizar su residencia de especialización médica.

En el colmo de la insensibilidad y la improvisación, los estudiantes que fueron aceptados en Cuba han declarado que, hasta el momento, a menos de 15 días de que inicie el ciclo académico, no han recibido información del Conacyt o de Salud sobre los obligados apoyos que el gobierno debe brindarles para pagar trámites, transporte y manutención.

Vienen ahora los malabares declarativos del presidente y su subsecretario para excusar el error original; las frases ocurrentes para no asumir las consecuencias de insensatez e ignorancia presidenciales; la transferencia de responsabilidad a otros, en este caso, a los estudiantes que deberán decidir entre realizar su residencia médica en un país que no solicitaron o perder el espacio al que tienen legítimo derecho.

Viene la cínica justificación de que, de no haber sido por la pandemia, su estupendo plan de ampliar artificialmente el número de plazas o espacios disponibles para residencias médicas hubiera funcionado a la perfección.

Una vez más, Andrés Manuel se ha tropezado con su lengua y este año el engaño en el ENARM corre por cuenta del presidente y su gobierno. Faltaba más.

JB