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ASF

La semana pasada, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) publicó el Informe de la Cuenta Pública 2019. Así, entre otros datos, estimó que la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) costaría más del triple de lo estimado por el gobierno federal. 

Este informe generó un conflicto político entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y la ASF. El presidente rechazó los datos del informe y los consideró como un ataque hacia su administración. Posteriormente, dichos datos fueron rechazados, entre otros, por los titulares de la Secretaría de Hacienda y del gobierno de la Ciudad de México. 

El Informe de la Cuenta Pública 2019 incluye mil 358 informes individuales y audita aproximadamente 3 por ciento de los recursos públicos. En este contexto, la reacción gubernamental fue desproporcionada. Su crítica se centró en el informe individual sobre el NAICM. 

La ASF respondió señalando que la estimación del costo del NAICM tenía problemas metodológicos. Sin embargo, dada la manera en que se manejó la situación, no se resolvió nada y se invalidó el trabajo de fiscalización de la totalidad cuenta pública. Peor aún, se comprometió la autonomía de la institución. 

Esta situación es lamentable porque la legitimidad de la ASF se había sustentado en su trabajo técnico y en su imparcialidad. Esta reputación permitió que la ASF documentara casos como la Estafa Maestra, la Estela de Luz, la Casa Blanca y los escándalos de corrupción en Pemex, Oceanografía y Odebrecht. 

La visceral reacción del presidente y la torpe respuesta de la ASF no contribuirán a mejorar la administración pública ni a combatir la corrupción. El buen ejercicio del poder público depende de que haya pesos y contrapesos. No es suficiente decir que hay honestidad; la misma se debe validar de manera imparcial y objetiva. 

Hasta el momento, los ciudadanos somos los perdedores del conflicto entre el mandatario y la ASF. La ASF necesita mejorar y fortalecerse para que realice sus funciones de manera adecuada. Si se debilita, sin duda, habrá mayores incentivos para promover la corrupción y para malgastar los recursos públicos. 

 

jl/I