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Quinto Patio

Vaya que la reconversión hospitalaria pegó, y duro, a los jaliscienses. Para darnos una idea, los servicios hospitalarios bajaron en 61.46 por ciento general en 2020, y en el Hospital Zoquipan así como en el Civil Nuevo ¡82 por ciento! Prácticamente no atendieron más que Covid-19, lo que dejó desamparados a pacientes con VIH, enfermedades renales, mujeres embarazadas y atenciones como cataratas o apendicitis. De ese tamaño fue la crisis de Covid-19 que impidió a otros padecimientos tener un seguimiento adecuado en Jalisco.

Por ejemplo, las atenciones a pacientes con VIH se redujeron 30 por ciento en el Hospital Civil Viejo, mientras las atenciones de leucemia en el Hospital Civil Nuevo bajaron ¡87 por ciento! Así las cosas, ¿cuántas víctimas indirectas por estas reducciones nos habrá dejado la pandemia en 2020? Es una buena pregunta cuya respuesta seguramente mostraría la dimensión de la tragedia.

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Una racha de asesinatos de mujeres en los últimos en los últimos días ha ocurrido en el contexto de la lavada de manos del gobernador Enrique Alfaro. La famosa reducción de delitos del fuero común y la pelea con la Federación por el asunto del crimen organizado, se queda corta cuando las víctimas también sufren violencia de género. Y eso es algo de lo que no pueden desentenderse.

Otras veces el mandatario ha dicho que el gobierno no tiene capacidad para prevenir los delitos que se cometen dentro de los hogares, como la violencia intrafamiliar. Pero a las mujeres las matan en cualquier lado y con saña. Una ex regidora de Cuquío, Analuci Martínez, fue una de las últimas víctimas. Ella y otra mujer que conducían vehículos fueron atacadas a balazos y murieron sin distinción de la competencia federal o estatal para investigar los crímenes. Ya el PAN Jalisco demandó ayer al gobierno estatal aclarar el crimen de la ex edil.

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Los famosos tandeos de agua que el Siapa tanto anunció se han convertido, en sólo tres días, en un severo, qué decimos severo, en un asfixiante problema para vecinos de las colonias afectadas, y ¿saben por qué? Porque no llegan en horarios, como dijeron, y en algunas zonas de plano, ni gota les cae.

La bronca trasciende más allá de no tener ni con qué lavarse las manos, de tener que dejar el baño sucio, ahora sí que como dijo quien ya sabemos, “fuchi, guácala”. No para ahí. En tiempos donde la pandemia exige aseo al máximo, miles se quedaron, al menos hasta ayer, sin lo mínimo para garantizar un buen lavado de manos. Ya del baño, la lavada de auto o de ropa, ni hablamos, cuando este corte parcial obliga a darnos un bañito vaquero, si bien nos va. Apocalíptico, pero con la esperanza de que se resuelva pronto.

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El periodo vacacional se acerca… y también se aproxima el riesgo de un aumento o la presencia de un pico en los contagios de Covid-19 en Jalisco. De ahí que el gobierno estatal presentara lineamientos aprobados por la Mesa de Salud para la Semana Santa y, no lo mencionan, pero también habría que incluir la Semana de Pascua. Entre las medidas está suspender las celebraciones religiosas y que no se permitirán procesiones, romerías, representaciones vivientes “ni alguna otra que generen aglomeraciones”.

Es decir, no habrá Judea en Tlaquepaque, por mencionar un caso. La Arquidiócesis de Guadalajara no había sido hasta ayer oficialmente informada, pero anunció que cumplirá las medidas, aunque considera que algunas disposiciones son contradictorias. Por ejemplo, se aprueba en Semana Santa que las playas abran de las 5 a las 17 horas, cuando habrá aglomeraciones, y a los católicos se les prohíben celebraciones que, de cualquier manera, cumplirán. Y eso, por mencionar solo una de las contradicciones.

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jl/I