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Quinto Patio

Ya estamos a dos días de cumplir un año desde que se confirmaron los primeros dos casos de Covid-19 y, ¿qué hemos aprendido? La pregunta tiene mucho sentido, porque los aprendizajes pueden ser cosa de vida o muerte, en medio de la pandemia. Los especialistas coinciden en que la mayoría de la población logró adaptarse al uso de cubrebocas y quedarse en casa el mayor tiempo posible, pero aún hay a quienes no les cae el 20 y siguen sin cuidarse ni cuidar a los suyos, porque dizque no creen en el virus o por otros motivos. A un año, casi 11 mil muertes y más de 200 mil contagios y todavía no se convencen. Lo mejor, destaquémoslo, es el personal de salud público y privado, que se ha jugado el todo por el todo, y merece por completo reconocimientos y apoyos.

La reflexión tiene que incluir cómo actuaron las autoridades municipales, estatales y federales. Si bien en Jalisco se tomaron medidas desde marzo del año pasado, las presiones para la reactivación económica estuvieron de a peso. El gobierno estatal cedió y tomó decisiones que fueron cuestionadas y que repercutieron en la expansión de la pandemia, en un contexto de confrontación con el gobierno federal. En este periodo relevante papel ha tenido la Universidad de Guadalajara, que con visión crítica, sustentada en su capital científico, trazó estrategias que orientaron por dónde salir adelante. Los jaliscienses hallaron a un importante aliado en la institución y, sobre todo, su comunidad universitaria.

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El desabasto de agua potable tiene en vilo a miles de familias de la sedienta metrópoli tapatía, en especial en Zapopan. Los tandeos anuales dejaron su lugar a suspensiones prolongadas del líquido no solo en las colonias referidas por el Siapa, sino en un número mayor. La respuesta de las autoridades fue tardía, con información contradictoria e insuficiente, nada clara, sin lograr resolver un problema que, indican especialistas, pudo preverse y atenderse a tiempo. Se llegó a este punto con el antecedente del agua turbia que durante meses se envió a miles de hogares.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco exhortó ayer al Siapa y a los ayuntamientos a que informen con toda claridad el origen de la escasez de agua potable, que atiendan las deficiencias técnicas y que se garantice el abasto en condiciones adecuadas. Los colonos afectados demandan soluciones, las cuales no están a la vista en lo inmediato. El envío de pipas se queda en un mero remedo. Ya se asoma el periodo más caluroso del año y de mayor consumo de agua, lo que deja vulnerables a miles de jaliscienses. Sin agua, no hay vida.

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En mero abajo de un poste del Escudo Urbano C5 fue donde murió asesinado el presunto ex líder criminal de La Unión de Tepito, pero tómala: que la cámara de videovigilancia instalada en la punta del dispositivo estaba descompuesta. Ni para qué hacerse ilusiones de que haya alguna captura derivada de la revisión de las imágenes. Aunque, pensándolo bien, con la calidad de las grabaciones están mejor las transmisiones de las naves de marte que las grabaciones todas pixeleadas del famoso C5.

El fiscal estatal Gerardo Solís aclaró que todavía hasta ayer no estaba confirmado oficialmente que se tratara de Alexis Martínez, el ex miembro del grupo criminal con origen en la CDMX, aunque todo apuntaba a que sí. Ya el joven que acompañaba al supuesto capo fue identificado por sus familiares y, según ellos, no conocían a quien parecía ser el blanco principal del atentado. El sistema de videovigilancia que tanto se presumió durante trienios y sexenios, además de caro, de poco ha servido para mejorar la seguridad pública. Así no se puede.

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jl/I