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Vacunas desechadas mientras mueren miles

Amigas y amigos en México me han preguntado en las últimas semanas cómo funciona la vacunación en Texas, donde todos los adultos son elegibles para la vacunación contra el Covid-19. 

Ya tengo las dos dosis de la vacuna Moderna. Me vacunaron en una clínica pequeña de Dallas, es un sitio con mucha organización donde la mayor parte del personal de salud y voluntariado son mujeres. 

Fui ahí por recomendación de mi madre. 

Cuando comenzó la vacunación en el condado de Dallas, personas mayores de 60 años hicieron larguísimas filas a pie o en sus autos en un lugar llamado Fair Park, un centro enorme donde cada otoño se realiza la Feria Estatal de Texas. Mi madre prefería ir al lugar donde tiene el consultorio su médico, cerca de su casa, aunque pasaran semanas hasta que le tocara un turno. 

Por si las dudas, el día que anunciaron que todos los adultos podíamos ir por las vacunas me enlisté en el condado por Internet y en esa clínica pequeña llamando por teléfono. A los dos días me buscaron del centro de salud y recibí la primera dosis. 

La primera vez no tomó más de 25 minutos entre el llenado de una hoja con todos mis datos y el piquete que me puso una enfermera en el brazo izquierdo. La segunda vez fue más o menos el mismo tiempo, ese día diluviaba y dos enfermeras se acercaron hasta el automóvil para vacunarme. 

Es posible encontrar vacunas en clínicas, hospitales grandes, farmacias como CVS y Walgreens, o en tiendas grandes como Walmart, Target o HEB. 

A diferencia de México que está pidiendo un número de identidad (CURP para el registro), no se requiere un número de identificación o una tarjeta de residencia; poner ese requisito hubiera generado que muchos hispanos quedaran fuera de esta protección, y eso sería grave porque son los hispanos quienes han estado al frente de los trabajos más riesgosos y duros durante la pandemia. 

Hay lugares en los que hay que hacer cita previa por Internet; debes poner un número de teléfono y una dirección local, pero hay otros donde solo te presentas, haces fila –en caso de que haya fila– y te vacunan. 

El otro día fui a una tienda Target, era lunes y muy temprano, y encontré una mesa larga de registro de vacunación a la entrada. No había una sola persona a la espera. Ahí los probadores están siendo utilizados como cubículos para vacunación. 

Ayer fui a comprar algo a la farmacia CVS y había menos de 10 personas sentadas y alistadas para recibir una inyección. En un Walmart cercano, todos los domingos hay personal médico vacunando; tampoco hay filas masivas. 

Cada vez hay más sitios donde no se necesita hacer una cita. Hay días por la tarde en los que el juez del condado de Dallas, Clay Jenkins, lanza un tuit para anunciar que hay cierta cantidad de vacunas listas para administrarse y pide a los habitantes que se acerquen por una dosis. 

La realidad es que cada vez hay menos personas registrándose por una vacuna: al menos 12 mil dosis han tenido que descartarse en Texas porque tienen fecha de caducidad y especificaciones puntuales de almacenamiento. 

Por ahora en Estados Unidos solo se están aplicando Pfizer y Moderna. El uso de la vacuna Johnson & Johnson está detenida porque las autoridades de salud del país investigan seis casos de trombos en mujeres luego de vacunarse. 

La vacuna AstraZeneca nunca se ha usado: el gobierno de Joe Biden tiene millones de dosis reservadas a la espera de los resultados de su ensayo clínico. 

Mientras eso ocurre, India y otros países necesitan estas vacunas de manera desesperada por un aumento alarmante en los casos de Covid-19. Estados Unidos debe compartirlas ya. 

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jl/I