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Las dudas de un subutilizado Ángel Leaño

El Hospital Ángel Leaño dejó de funcionar como un espacio público para atender a pacientes con Covid. Su cierre deja las mismas dudas que su habilitación: ¿era necesario? ¿No habría sido una mejor opción equipar espacios públicos?

La falta de transparencia sobre el uso que se le dio y las quejas por un acceso restringido en los momentos más complicados por el aumento en la hospitalización coronan lo que no pareció una decisión acertada.

El Hospital Ángel Leaño es un viejo inmueble de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) que fue entregado en comodato al gobierno del estado para la atención de pacientes con Covid-19. El acuerdo fue que las autoridades estatales habilitarían el espacio y lo equiparían. Al final de su utilización, todo el equipo sería distribuido en otros centros de salud públicos.

Desde que se hizo el anuncio sobre este proyecto surgieron las dudas en torno a si era realmente necesario, pues en el sector público había otras opciones que también pudieron recibir inversión para ser equipadas como área Covid.

En un comunicado de prensa emitido el 30 de junio de 2020, el gobierno del estado informó que la inversión en el hospital sería de 177 millones de pesos y que “una vez que la etapa más crítica concluya todo el equipamiento e insumos serán distribuidos en los distintos hospitales públicos de la Secretaría de Salud en todo el estado”.

Los 177 millones de pesos serían para un periodo de tres meses e incluía la “obra civil, gases medicinales, servicios e insumos, personal y equipamiento”.

La capacidad disponible fue de 265 camas de hospitalización, que incluían 21 de terapia intensiva. La intención era que funcionara hasta septiembre del año pasado, aunque el convenio se extendió.

El Hospital Ángel Leaño fue incorporado como parte del plan de reconversión hospitalaria en Jalisco, con la intención de disponer de más espacios para pacientes con coronavirus. Sin embargo, en los momentos más complejos, a principios de este año, las quejas fueron constantes porque ante la crisis de espacios en el sector salud, en esas instalaciones solo se recibía con una especie de contraseña, que nunca se aclaró en qué consistía.

El 26 de enero de este año el periodista Édgar Flores documentó en El Diario NTR casos de personas que llegaban hasta el hospital con problemas delicados de oxigenación y eran rechazados, pues les informaban que sólo podían recibir a quienes eran derivados de otra institución de salud. Cuando el hospital comenzó a funcionar se aclaró que sería de esta manera, pero la crisis por los altos niveles de ocupación hospitalaria exigía otra cosa.

Además, para esas fechas ya el periodo de uso del hospital se había extendido, sin que se transparentara cuánto costaría ni las condiciones de esa ampliación.

El 28 de abril pasado, el gobierno del estado informó en un comunicado de prensa sobre el cierre del hospital “ante la sensible baja en ocupación de camas”.

Según dicho comunicado, en el Ángel Leaño se brindaron durante los 10 meses en que funcionó 2 mil 458 atenciones a casos graves por coronavirus.

Si el hospital prestó sus servicios como área pública durante 302 días, que son los que suman los 10 meses que funcionó como hospital público, eso quiere decir que en promedio atendió a ocho personas cada día; esto significa alrededor de 3 por ciento de ocupación diaria en promedio de las camas disponibles.

El comunicado que envió el gobierno del estado para anunciar el cierre del hospital no incluye cuentas sobre lo que costó su funcionamiento. Sin embargo, será importante que esto se informe y que al menos la distribución del equipo en hospitales públicos sea transparente.

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JB