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Evaluación y libros de texto

Evaluar es una de las partes más importantes en cualquier proceso administrativo y no sólo en la educación. Educar sin evaluar es como haber llegado a ningún sitio. En 2019, México dejó de participar en el programa ERCE, que es la evaluación del Estudio Regional Comparativo y Explicativo que aplica la UNESCO a estudiantes de educación básica.

También en 2019 desapareció el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE). Ahora se dejará de aplicar la prueba que cada tres años se realiza para el Programa de Evaluación Internacional de los Alumnos (PISA, por las siglas en inglés), que aplican los 87 países miembros de la OCDE para medir y comparar a los países de América Latina, Europa y Asia en su aprovechamiento de lectura, matemáticas y ciencias en alumnos de 15 años de edad.

Las cifras alarmantes de las pruebas anteriores ponen a México en los últimos lugares, haciendo ver que la brecha educativa es enorme al compararnos con países desarrollados. Sin evaluación objetiva de la situación que vive México actualmente después de haber dejado inconcluso el ciclo anterior, de no haber tenido clases presenciales en el actual ciclo y que el siguiente probablemente sea voluntaria la presencia, es verdaderamente una tragedia.

Por eso, organizaciones civiles de apoyo a la educación están teniendo movilizaciones para saber los motivos que están llevando al gobierno federal para evitar a toda costa la evaluación. Pareciera que la evaluación fuera un bicho, un virus del que hay que vacunarse para eliminarlo por completo y entonces tener “otros datos” que nada tengan que ver con las pruebas internacionales. En cambio, el presupuesto va enfocado al rediseño de libros de texto que según Andrés Manuel López Obrador fueron elaborados en el periodo neoliberal y, por lo tanto, no cumplen con la actual ideología.

De manera apresurada se han formado 12 equipos que trabajarán sin remuneración para después de un curso de cinco días iniciar una labor a vapor de transformación de los textos. Habrá que estar muy atentos de los cambios que se pretenden en los libros para educar a nuestros hijos, a quienes también se les pretenderá vacunar con nuevas ideologías de izquierda, seguramente. Así, mientras concluye en Jalisco el proceso de vacunación de nuestros docentes, otras vacunas se van aplicando, como el dejar sin presupuesto las escuelas de tiempo completo y muchos otros programas de asistencia social, culturales y de investigación, como el de las estancias infantiles, apoyo a vivienda, formación de recursos humanos de la SEP, a cambio se privilegia la entrega de dinero a grupos llamados vulnerables.

En una sociedad donde pocos producen y aportan, y otros viven del gobierno. En un país donde no se le da importancia a la evaluación educativa que muestra los enormes rezagos en tecnología para la educación en la era del conocimiento, el futuro es fácil de predecir y es que cada día seremos más ignorantes, menos tecnificados, más pobres y mentiremos con mayor facilidad al pueblo vacunándolos contra el progreso.

JB