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Desequilibrios y distorsiones

La semana pasada, el Inegi publicó los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) Nueva Edición del trimestre enero-marzo de 2021. Los resultados muestran los desequilibrios y las distorsiones que experimentaron la ocupación y el empleo durante el último año. 

La ENOE evidencia la magnitud de los desequilibrios que indujo la crisis. Sus cifras muestras que la población de 15 años o más aumentó de 95.152 a 96.941 millones de personas. Sin embargo, también muestran que la población económicamente activa (PEA) se redujo de 57.015 a 55.385 millones de personas. 

La encuesta también evidencia que la crisis indujo distorsiones adicionales. Estas distorsiones las analizo con las tasas reportadas en la ENOEN. Estas tasas incluyen a la tasa de participación (TP), la tasa de subutilización de la fuerza de trabajo (TSFT) y la tasa de informalidad laboral (TIL). 

Las tasas miden las distorsiones desde distintas perspectivas. La TP mide la oferta de mano de obra disponible para participar en la producción. La TSFT mide las personas ocupadas que están dispuestas y disponibles para aumentar su tiempo de trabajo. La TIL mide población informal con respecto a la población ocupada. 

La ENOE muestra que tasas nacionales y de las entidades federativas tienen diferencias. Particularmente, las tasas TP, TSFT y TIL nacionales ascendieron, respectivamente, a 57.1, 28.4 y 55.1 por ciento. Estos valores se plantean aquí con fines de referencia. 

Las tasas TP estatales evidencian que hay grandes brechas en la mano de obra disponible para trabajar en las entidades. Las mayores tasas son aquellas de Nayarit (69.0 por ciento) y Yucatán (65.3 por ciento). Las menores son las tasas de Morelos (52.4) y Veracruz (52.7). La TP de Jalisco es de 60.6 por ciento. 

Las tasas TSFT también muestran que hay niveles diferenciados de subutilización de la mano de obra entre las entidades. Las mayores tasas son aquellas de CDMX (41.8 por ciento) y Tlaxcala (40.1). Las menores son las tasas de Aguascalientes (17.7) y Baja California (19.0). La TSFT de Jalisco es de 19.4 por ciento. 

Las tasas TIL muestran que también hay niveles distintos de informalidad laboral entre las entidades. Las mayores tasas son aquellas de Oaxaca (79.7 por ciento) y Guerrero (76.1). Las menores son las tasas de Chihuahua (34.3) y Baja California (35.8). La TIL de Jalisco es de 48.7 por ciento. 

La ENOE no sólo evidencia que la crisis indujo mayores niveles de polarización y desigualdad. También muestra que indujo caídas significativas en la estabilidad laboral de los trabajadores. Sin embargo, también provee argumentos a favor de flexibilizar los mercados laborales. 

En mi opinión, la flexibilidad laboral es necesaria dadas las diferencias que hay entre las entidades. La flexibilidad podría reducir los desequilibrios y las distorsiones mediante mecanismos de arbitraje. Así, sería posible promover la competencia laboral, la inserción del trabajo informal y los incentivos por productividad. 

Desafortunadamente, me parece que las recientes reformas laborales distan mucho de promover dichos mecanismos. 

jl/I