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Narcoterrorismo

Una masacre en este país siempre se supera en el horror y también incrementa el miedo que nos invade a los que la sobrevivimos. El asesinato a sangre fría de 15 civiles inocentes en Reynosa es una prueba de que no hemos tocado el fondo de este mar de violencia. 

El asesinato de 15 ciudadanos, elegidos al azar por criminales, rompió una barrera más en la tolerancia que los mexicanos tenemos sobre la violencia de esta guerra entre grupos del narcotráfico. Ahora personas comunes, trabajadores, peatones, estudiantes, adultos mayores fueron asesinados sólo por estar en la calle y como una estrategia de aterrorizar a los ciudadanos. 

Los responsables de esta atrocidad son los sicarios de una célula del Cártel del Golfo, según reportan medios locales de Tamaulipas. 

¿Ahora cómo vamos a caminar tranquilos por las calles, cuando en cualquier momento un grupo de delincuentes puede pasar sobre el Estado y aterrorizar el tiempo que guste? 

El ataque a civiles en Reynosa duró tres horas; sí, durante tres horas convoyes de criminales recorrieron las calles de Reynosa matando al azar; incluso los asesinatos ocurrieron en la zona aledaña a la octava Zona Militar. Hay registros de que los ciudadanos llamaron a emergencias a reportar lo que estaba pasando, pero nadie atendió; las autoridades de Reynosa se hicieron de oídos sordos y cerraron los ojos. 

Cerca de las dos de la tarde, la Policía Estatal, por fin, enfrentó a uno de los vehículos de los delincuentes cerca del puente fronterizo Pharr. Sin embargo, esta respuesta de la autoridad no detuvo a los sicarios, que continuaron asesinando a ciudadanos. 

Esta masacre de inocentes, que comenzó aproximadamente a las 12:50 de la tarde, evidenció que el Estado es incapaz de proporcionar seguridad a los ciudadanos y que el crimen es el que manda. 

El lunes por la mañana, el presidente Andrés Manuel López Obrador calificó de cobardes los hechos y pidió a la Fiscalía General de la República atraer el caso. Ese mismo día, la Fiscalía General respondió al llamado e informó mediante un comunicado que en el caso que ha dejado la muerte de 19 personas –15 civiles y cuatro presuntos delincuentes– “atrajo la carpeta de investigación del fuero común para integrarla al fuero federal, en forma inmediata”. 

Con este crimen y hechos como las narcofosas en Jalisco, que no dejan de aparecer, es imposible vislumbrar cuándo esta violencia comenzará a ceder. Y creo que aún estamos lejos de esa fecha si se compara a México con Colombia y con su peor año de la guerra contra el narcotráfico: 1989. 

En 1989, Colombia vivió lo peor del narcoterrorismo con la explosión del vuelo 203 de Avianca, donde murieron 107 personas. 

Lo que Reynosa vivió este sábado se llama narcoterrorismo, así es como las autoridades deben llamarlo. Y no es nuevo, tenemos tiempo viviendo narcoterrorismo en el país como resultado de la exacerbación de la guerra contra el narco, inaugurada por el ex presidente Felipe Calderón. 

Lo que preocupa del caso de Reynosa es que las autoridades no van a defender a los ciudadanos como esperamos que lo hagan. Lamentablemente, estamos viviendo el horror del narcoterrorismo. 

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jl/I