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Derechos especiales de giro

Esta semana, el FMI ha implementado una nueva estrategia para promover la recuperación de la economía global tras la crisis del Covid-19. La misma consiste en asignar 456 mil millones de derechos especiales de giro (DEG) a los países miembros del organismo. 

Esta asignación es la mayor de la historia y equivale a 650 mil millones de dólares (mmdd). Particularmente se estima que, este lunes, México recibió 12 mil 117 mdd. Según el FMI, estas asignaciones buscan crear liquidez y promover las condiciones para el crecimiento económico. 

En México, la mencionada asignación de DEG ha causado controversias y descalificaciones entre el gobierno y el Banxico. El presidente López Obrador declaró que utilizaría los DEG al pago de deuda externa. Sin embargo, Gerardo Esquivel, subgobernador del Banxico, señaló que no sería posible usarlos. 

Legalmente, los DEG son activos destinados a los gobiernos, no a los bancos centrales. Además, los DEG son activos de reserva internacional que los países miembros del FMI utilizan para cancelar deudas entre sí. Sin embargo, y pese a las anteriores consideraciones, la idea presidencial resulta cuestionable. 

Usar los DEG para pagar deuda conlleva riesgos económicos y financieros. La valoración monetaria de los DEG, al igual que la de cualquier otro activo, depende de la oferta y la demanda. La sobreoferta de los activos puede reducir sus precios y los ingresos esperados de la venta. 

Más aun, la asignación extraordinaria de DEG podría limitar su convertibilidad monetaria (porque nadie compraría un activo, en principio, regalado). Esta última situación implicaría que los DEG no podrían venderse ni generar beneficios por su uso (una situación similar a la que ahora ocurre con el avión presidencial). 

Por otra parte, cabe señalar que, durante el primer trimestre de este año, fueron pagados 4 mil 39 mdd por concepto de los intereses de la deuda externa del sector público. Por tanto, si los DEG se vendieran al máximo precio posible, sólo servirían para pagar los intereses de unos cuantos meses de deuda. 

En mi opinión, la capacidad de los DEG para pagar la deuda externa del sector público ha sido sobredimensionada y los riesgos de dicha decisión han sido subestimados. Además, también creo que los DEG deberían usarse para lo que fueron asignados; i.e., para promover la recuperación económica del país. 

jl/I