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Ejercitar la consideración

La consideración en el trato humano es el acto de reflexionar minuciosamente sobre las circunstancias para respetar con aprecio sin emitir juicios o deliberaciones negativas, sino por el contrario buscar la manera de ser empáticos y sumar en ayuda o apoyo a una situación. 

La consideración es uno de los principios básicos de la convivencia humana en la sociedad. Es un ejercicio permanente y mutuo para tomar en cuenta al otro y en consecuencia tomar acciones. Lo contrario a la consideración es la indiferencia al dolor, la injusticia, el abandono, la pobreza y todos los males que aquejan a nuestra sociedad. 

La falta de sensibilidad a lo que nos rodea está acabando con nuestra sociedad. Una persona que es considerada suma a la humanización de nuestra sociedad porque implica automáticamente el sentimiento de ayuda, contribución e involucramiento en el mejor funcionamiento armónico de la comunidad. 

Los grupos minoritarios que son discriminados requieren de una sociedad que sea considerada con ellos ya que son relegados o reciben trato u oportunidades desiguales que los hace vulnerables. 

El ejercicio del acto de reflexión y meditación debe estar presente en toda educación en las escuelas y en la familia. Ponerse en los zapatos del otro antes de emitir un juicio de condena, evaluar y reunir datos para ello es parte de la humanidad que requiere el planeta. 

Hace unos días platicaba con un conocido que había sido seriamente lastimado por un ladrón que parecía más un indigente y en su narrativa culminó lamentándose de la sociedad que hemos destruido y que ha llevado a ciertas circunstancias de que un hombre deba luchar arriesgando su vida para alimentarse y sobrevivir. De aquella persona me impactó su capacidad de consideración, pues antes de maldecir o juzgar, estaba evaluando las posibles circunstancias familiares y sociales que llevaron al individuo a tal extremo. 

El ejercicio de la reflexión debe ser, por lo tanto, diario hasta hacerlo parte de nuestro ser y de nuestro alrededor. Cuestionarnos continuamente sobre nuestros seres cercanos y buscar la manera de contribuir en sus vidas. Evaluar nuestra familia, al personal con el que laboramos y convivimos, a la sociedad para buscar un trato de respeto. 

Hoy más que nunca se debe educar a tratar a las personas que no piensan como nosotros y que ejercen otras formas de sexualidad, creencias, culturas, roles sociales o situaciones diversas, reconocer su existencia y sus razones. 

La consideración es la acción más importante, por ejemplo, en el trato familiar, ya que implica en la primera célula social aceptar las diferentes formas de pensar, los gustos, las capacidades, los intereses, las afectividades y respetar con amor las decisiones de cada individuo. 

Padres e hijos debieran ser el ejemplo tácito de la consideración. Por eso el consejo es hacer de la reflexión, la meditación, la evaluación en la familia y en la escuela un acto ordinario, continuo, intencional para fortalecer el músculo más importante, que es corazón, y requiere del nutriente más importante para el amor: la consideración. 

jl/I