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¿Y el mantenimiento?

Ahora con la llegada de las nuevas administraciones municipales del Área Metropolitana de Guadalajara vendrá una época de obra pública que buscará mejorar los espacios públicos. Muchas de las propuestas de los nuevos gobernantes, durante las campañas, están enfocadas en la recuperación de las áreas públicas, la rehabilitación de unidades deportivas, la mejora de centros culturales, escuelas y vialidades. 

Los ayuntamientos destinan una gran cantidad del presupuesto a la obra pública, ¿pero qué hay del mantenimiento? 

Lo que ocurre es que se inaugura la obra, pero se olvida el mantenimiento, entonces la administración se enfrasca en un círculo vicioso: rehabilitación-abandono-rehabilitación. Lo que implica más gasto en obra y mayor inconformidad de la ciudadanía. 

Y todo lo del mantenimiento, que implica constancia y destinar personal de los ayuntamientos a estas labores, viene a colación porque la semana pasada leí un texto de Úrsula Barrera sobre un mal mantenimiento realizado por el gobierno de Guadalajara en el Centro Deportivo Municipal Enrique Ladrón de Guevara. 

El año pasado, el municipio tapatío le dio mantenimiento a este parque, pero la manita de gato no ayudó, al contrario salió peor. 

Según lo descrito por Úrsula Barrera, quien es una experta en el tema del patrimonio edificado de la ciudad, este parque era un ejemplo de infraestructura pensada en las niñas y en los niños, ya que contaba con mil 400 metros cuadrados de piso amortiguante de seguridad y 11 juegos para los niños. 

Con casi 6 millones de pesos se rehabilitó este espacio, se le dotó de áreas infantiles, se arreglaron banquetas, pintaron canchas existentes y se colocó nueva iluminación en el parque. Esta intervención se entregó en 2018. 

Con el mantenimiento que le dieron el año pasado se retiró todo el piso amortiguante y se reemplazó con piedras; no sabemos quién aprobó que en un área de juegos infantiles se coloquen piedras, suponemos que alguien que jamás ha cuidado a un menor y no tiene idea de los riesgos de un golpe. 

Esta intervención demuestra la falta de un plan integral de mantenimiento, de normas y criterios a seguir en la conservación de los espacios de la ciudad. 

Úrsula Barreda señala en su texto que estos desatinos responden sobre todo a la desarticulación interna en el municipio, “que genera que se realicen proyectos que resultan inmantenibles, (como quizá fue el caso) por falta de conocimiento de los materiales del personal de mantenimiento, o materiales o herramienta necesaria para hacerlo, o incluso el presupuesto para el mismo”, dice la experta. 

Y si es así, pues se requiere coordinación, comunicación y lineamientos claros sobre las intervenciones y cuidados del espacio público que las nuevas administraciones pueden implementar. 

Y qué ocurre cuando no hay mantenimiento. Vemos unidades deportivas y otros espacios rehabilitados que jamás reciben mantenimiento y ahí están con su pintura deslavada por el Sol, con mallas perimetrales ya rotas, con estructuras de columpios sin columpios, de juegos infantiles sin asientos, etcétera. 

Tenemos dos casos desafortunados, uno por el mal mantenimiento y otro por la falta de mantenimiento. 

Tanto en Guadalajara como en Zapopan, veremos gestiones ya con experiencia en la administración municipal, ojalá sirva para que se mejoren los criterios de mantenimiento y conservación de los espacios públicos y para que las autoridades recuerden que no sólo es cortar el listón, sino que hay que cuidar la inversión y lo mejor es atender de manera constante los espacios públicos. 

Otra parte es la que nos toca a los ciudadanos con la denuncia y el reporte de que las autoridades están olvidando nuestros espacios, evitemos que nuestros parques, unidades deportivas y centros culturales terminen en el olvido. ¡A denunciar! 

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jl/I