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Ejercicio presupuestal 2022, ejercicio de fuerza

El ejercicio de análisis de la propuesta de presupuesto para 2022, finalmente concluyó, y el ejercicio de la diferencia en el estilo de gobernar, en que el Poder Ejecutivo envía un diseño presupuestal al que le encarga al Legislativo, “sin cambiarle ni una coma”, se renovó en esta nueva proyección anual del escenario económico y financiero del país. Definitivamente, es una experiencia que se ha observado en lo que llevamos del siglo 21, es decir, el poder mayoritario se impone a las otras fuerzas. 

Desde la administración de Vicente Fox hasta la anterior, aún y cuando se imponía la línea de proyección del partido en el poder, surgían algunas negociaciones con las facciones parlamentarias que tenían algún efecto en la modulación presupuestal, sin embargo, se imponía la fuerza de la mayoría. 

En la actual administración, los rasgos que se pueden observar son las de una hegemonía, más que las de una mayoría, con lo que se dejó sin fuerza las reticencias expresadas por algunos parlamentarios que plantearon objeciones individuales, sin embargo, se evidenció una cierta presencia de la oposición, requerida para el número de votos exhortada. 

A pesar de la contundente fuerza del partido en el poder, hubo ligeros espacios de intervención de esa desfigurada oposición que, sorpresivamente, modularon algunos aspectos de la estructura presentada, es decir, la hegemonía de los primeros años que se presentó prácticamente como absoluta, ya no tiene la contundente fuerza de la primera parte y requirió el convencimiento de la oposición para lograr la consolidación del presupuesto. 

Por otra parte, no hay en el horizonte presupuestario un elemento estratégico que prevea los escenarios de acción que se van a derivar de la reunión trilateral del jueves 18 con Estados Unidos y Canadá en los que, definitivamente, el tema de reforma eléctrica de México estará en la mesa de negociaciones. Las inversiones y proyectos que se han establecido para el cambio energético, no constituyen una decisión unilateral mexicana y el cambio de ruta que se pretende, definitivamente, marca una profunda intervención de sectores extranjeros respecto de los cuales se requiere una reserva presupuestal para abordarla. Los tres proyectos de la presente administración, el aeropuerto, la refinería y el tren, absorben poderosamente el diseño de gasto, sin embargo, no representan una línea estratégica de proyección económica y, más aún, en la configuración de zona económica que se pretende con el T-MEC frente al crecimiento e incremento de fuerza del poderío de China en la proyección de mediano plazo. 

El trabajo de la oposición en la cámara ha representado un ejercicio individual de los diputados, pero no de las fuerzas políticas que representan. No hay, pues, un diseño claro de partidos en la intervención e influencia en el propósito de las estrategias de proyección del país. Sin embargo, se observó que, a diferencia de la primera mitad, la oposición representa un elemento que poco a poco se integra en las decisiones. La gran pregunta es si los partidos lograrán tener, con sus enfrentamientos internos, la capacidad de diseñar una estrategia institucional de partido y dejar de depender de la habilidad individual de sus actores en el Poder Legislativo. 

Por otra parte, se observa un fuerte peso del asistencialismo y pocos incentivos para la inversión y generación de competitividad en el complejo contexto internacional. La conciliación de la dimensión interna y la proyección e integración en bloques comerciales de geo-zonas de la economía, no se perciben en la estructura presupuestal y, el peso internacional, representa cada vez más una zona de atención a la que, Sembrando Vidas, definitivamente, no responde.

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