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¡Celebremos saludablemente!

Hoy, 16 de diciembre, comienzan las posadas navideñas; sin embargo, los festejos comenzaron desde hace días con preposadas y seguirán, pues luego vendrán la cena navideña y la celebración de Año Nuevo. Todo ello propiciará que se consuman enormes cantidades de bebidas alcohólicas: ponches, cervezas, sidra, tequila y vinos… y ello podría favorecer la generación de diversos problemas, pues hay personas que pierden el control de su consumo. 

Debemos tener claro que dependiendo de la cantidad y calidad de las bebidas alcohólicas que se consumen, podemos pasar por cuatro etapas. En la primera se presentan: relajación, desinhibición y pérdida de la calidad del juicio crítico; en la segunda, deficiencia de coordinación muscular, trastornos de la vista y del habla, y dificultad para recordar; en la tercera, confusión mental y cambios bruscos del humor, y en la cuarta, inconsciencia, taquicardia, dificultades para respirar y, si la intoxicación es muy grave, puede llegarse a la muerte por parálisis respiratoria. 

Por el consumo irresponsable y continúo de estas bebidas y sus mencionados efectos, podemos involucrarnos en diversos problemas: de salud (daños irreversibles en el cerebro, en el sistema digestivo, en el hígado y en riñón, entre otros); familiares (violencia familiar, separación y/o divorcio, de aprendizaje, emocionales y de conducta de los hijos, e inestabilidad de la economía familiar); legales (involucramiento en diversos delitos y accidentes viales); laborales (ausentismo, baja productividad, accidentes laborales y desempleo) y educativos (bajo rendimiento, reprobación y deserción). 

Si vamos a consumir bebidas alcohólicas, entonces es recomendable practicar el beber responsablemente, lo cual implica comportarnos de tal manera que nunca tengamos que sentirnos avergonzados o arrepentidos de nuestra conducta.  

Como sugerencias, hay que definir los límites máximos de consumo; comer antes y durante la ingestión de las bebidas alcohólicas; no beber rápidamente, sino disfrutar la bebida; aceptar beber solo cuando realmente se desea, sin admitir presiones, ni chantajes para beber, y evitar beber a cualquier hora y en cualquier circunstancia. 

También se recomienda que si va a conducir, no tome, y si toma, no maneje; definir previamente cuánto se gastará en el consumo; no llevar consigo objetos o documentos de valor ni armas si se va a beber; evitar la bebida alcohólica fuera del ambiente familiar o hacerlo en un ambiente de seguridad; no tomar para relajarse o tranquilizarse cuando realmente lo que se necesita es un poco de descanso, y recordar que siempre, mientras se esté vivo, habrá oportunidades para desarrollar proyectos personales. 

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jl/I