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Quinto Patio

No son buenos días para ejercer el periodismo en Jalisco.

Primero, Enrique Alfaro sigue con la tecla pegada en contra de Ricardo Ravelo. Escribió en su cuenta de Twitter que “es lamentable que quienes primero difaman luego se sientan amenazados”.

Lo que no comprende o no quiere entender es que Ravelo cita en sus columnas a un testigo protegido en los Estados Unidos cuyo nombre clave es Édgar. No es el propio periodista el que lo señala de presuntos nexos con el crimen organizado, ¡es el testigo!

Como sea, sigue con su costumbre de denostar al mensajero.

A Alfaro se le acumulan las recomendaciones de organismos defensores de periodistas como Artículo 19 (van cuatro). También de Reporteros Sin Fronteras y las comisiones de Derechos Humanos, local y nacional.

Nada de esto hace cambiar la forma en cómo se conduce el gobernador con la prensa establecida.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos pidió a la Guardia Nacional (GN) implementar medidas cautelares con las acciones necesarias para salvaguardar la vida, seguridad física e integridad personal de Ricardo Ravelo a través de los protocolos requeridos.

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Por otra parte, el asesinato de dos guardias de Canal 44 en sus instalaciones en las antenas del cerro del Cuatro, acontecido el martes pasado, motivó la protección de la Federación.

Luis Jaramillo Parchan, del Mecanismo Federal de Protección a Periodistas, contactó a Canal 44 para informar de la aplicación de medidas cautelares con vigilancia de la GN por 60 días a las instalaciones del cerro del Cuatro y sus estudios en los Belenes.

La UdeG exigió garantías de seguridad para sus instalaciones y sus colaboradores por parte del gobierno de Jalisco, al que pidió cesar la hostilidad contra el derecho a informar y contra la libertad periodística.

La Fiscalía de Jalisco salió a toda velocidad (a diferencia de miles de casos sin resolver que se le acumulan) para decir que “a partir de los datos obtenidos hasta el momento no existen elementos a partir de los cuales se pueda determinar que los presuntos responsables tuvieran la intención de ingresar a las instalaciones de alguno de los medios de comunicación que se encuentran en la zona”.

Esto fue subrayado una y otra vez en los canales oficiales del gobierno estatal. Sin embargo, hay fotos de que los atacantes forzaron las puertas de las instalaciones y mataron a sangre fría a los vigilantes a unos metros de las antenas. Dentro, muy dentro de las propias instalaciones de la UdeG.

Lo dicho, no son buenos tiempos para ejercer el periodismo en Jalisco.

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Ni 24 horas pasaron para que Pablo Lemus evidenciara que trae atravesado al regidor de Morena Carlos Lomelí o quizás no le gusta la crítica. Ahora cuando hablaba de seguridad y patrullas señaló que hay algunos como Lomelí que critican el sobreprecio de las patrullas porque ellos venden a sobreprecio y por eso ven la paja en el ojo ajeno. Muy seguro, sin dar pruebas y al estilo del gobernador, crítica a otros y los descalifica sin argumentos.

Parece un estilo de gobierno color naranja de desprestigiar de manera personal a quien los critica para intimidar.

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La Semadet, los gobiernos municipales de Zapopan, Tonalá, Tlajomulco y Tlaquepaque han emitido recomendaciones ante la mala calidad del aire en la ZMG. En fin, todos excepto Guadalajara.

Todos han rogado, pedido y exigido que se eviten las fogatas, quemas y ¡pirotecnia!

En cambio, la capital de Jalisco ha omitido cualquier comentario sobre los fuegos artificiales, práctica que va en contra de la salud de los tapatíos. La razón: tiene dos eventos en sus lares en los que hacen un amplio despliegue diario de pólvora: Ilusionante y Navidalia.

El Ayuntamiento de Guadalajara ha dedicado un comunicado sobre fogatas en la última quincena. Pero sobre fuegos artificiales, nada.

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JB