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Nicaragua: autocracia electoral 

Vistiendo su infalible chamara Members Only, el pasado lunes 10 de enero, en la Plaza de la Revolución Sandinista, Daniel Ortega protestó como presidente constitucional de Nicaragua… por quinta ocasión, junto con la vicepresidente, su esposa, Rosario Murillo. La pareja presidencial estuvo acompañada de los presidentes de Cuba, de Venezuela y de Honduras. 

Un día antes por la noche, la Secretaría de Relaciones Exteriores informó que no enviaría representante del gobierno de la 4T a la ceremonia; sin embargo, con voz ronca por los visibles estragos de ómicron, el presidente López Obrador le cambió la pichada al canciller Ebrard y designó como representante al encargado de negocios de la embajada de México, con el argumento de que “no queremos ser imprudentes”. 

¿No es imprudencia haber avalado unos comicios plagados de irregularidades, con contrincantes políticos encarcelados o exiliados, acusándolos de traición a la patria? Es un sinsentido escudarse en la Doctrina Estrada y darle la espalda al pueblo nicaragüense, cuando se han visto violados sus derechos humanos más básicos. El respaldo no fue a los nicas, sino al gobierno autoritario y antidemocrático encabezado por la pareja presidencial. ¿No está enterado AMLO que los opositores políticos de Ortega están encerrados y maltratados en la infame cárcel El Chipote? 

Si se revisan algunas cifras de diferentes estudios de las condiciones actuales de Nicaragua, es posible darnos una idea de la calidad de la democracia de ese país: de acuerdo con el Democracy Report 2021, Nicaragua se encuentra entre los países denominados “autocracias electorales” (regímenes que practican el autoritarismo detrás de fachadas institucionales de la democracia representativa). En el Democracy Index 2020, Nicaragua se encuentra en el lugar 120 de 167 países, donde se muestra un “aumento de las prácticas antidemocráticas… creciente autoritarismo en Venezuela y Nicaragua”. En el Global Peace Index 2021 se localiza en el lugar 130 de 163 países (aunque supera a México que está en el lugar 140); sin embargo, “aunque el país registró algunas mejoras, “se han expresado preocupaciones sobre los niveles crecientes de autoritarismo político”. 

El Latinobarómetro, en su Informe 2021, apunta que “los gobiernos latinoamericanos, que venían en declive junto con sus democracias desde inicios de la década de 2010 llegaron a fines de 2018 al annus horribilis con la caída de Nicaragua y Venezuela desde su condición de democracias para entrar en la categoría de autocracias y dictadura”. En el Rule of Law Index 2021 del World Justice Project, de 139 países, ocupa el lugar 131 (solo arriba de Haití y Venezuela). Por último, The Global State of Democracy 2021 apunta que “En Nicaragua, el presidente Daniel Ortega ha reprimido severamente a candidatos de la oposición, periodistas independientes y activistas de la sociedad civil antes de las elecciones de 2021”. 

¿No es vergonzoso para el pueblo mexicano que su presidente sea identificado con gobiernos donde las libertades civiles están ausentes; donde a diario se violan los derechos humanos de sus habitantes como en Cuba, Venezuela, Rusia y China? El presidente dijo que México “no quiere pleito” con nadie; claro, salvo con Estados Unidos (a quien acusa de apoyar a una organización de la sociedad civil “que los ataca” o amenaza con movilizar a los migrante si no aprueban un proyecto migratorio favorable) o con España, porque no quiere pedir perdón por la masacre perpetrada por los “invasores” españoles durante la conquista: ¿Doctrina Estrada simulada?  

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jl/I